Ray-Ban Stories: ANÁLISIS

30 MAR 2022  15:00

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Ray-Ban Stories: ANÁLISIS

Todos tus recuerdos, en primera persona y en baja resolución.

Capturando la realidad

En la película Interstellar existe un planeta de agua llamado Miller donde cada hora que pasa se corresponde con 7 años del planeta tierra. Sin hacer ningún spoiler, ya os avanzamos que la industria de eso que llamamos XR (Metaverso para los amigos), hace muchos años que instaló sus fábricas allí.

 

 

La asimetría del paso del tiempo es algo que a los humanos de a pie nos da mucho dolor de cabeza. Más si somos amantes de la técnica. Acostumbrados al ritmo frenético que marca nuestra biología limitada todo tiene que ocurrir en días o semanas, porque un mes ya es una barbaridad y ni qué decir el estrés de esperar un año entero. Queremos -necesitamos- que los adelantos técnicos alcancen los adelantos de nuestra propia imaginación (cine o novela) incluso antes de que los científicos sepan cómo diablos se resuelven las ecuaciones básicas que lo harían posible. En definitiva, y para que quede claro: hasta que el humano aficionado a la XR transcienda y viva ad infinitum, seremos unos cagaprisas sin remedio.

 

En el planeta Meta, Zuckerberg y su raza de meta-humanoides lleva una temporada tratando de pasarse las leyes de la física por el forro. Del Metaverso a la realidad aumentada, pasando por todos los secretos tecnológicos que encierra Facebook Reality Labs, la cantidad de millones de dólares que se traga esta industria aún incipiente bien podría asemejarse a tirarlos dentro de ese agujero negro por el que transita Miller. Y es que cualquier empresa que se precie sabe que el futuro inmediato pasa por calzarnos unas gafas inteligentes que nos emancipen del teléfono móvil y liberen nuestras manos (y nuestros cuellos) de las pantallas. Recordad: con más de 5.500 millones de dispositivos vendidos en el mundo (el 70% de los humanos tenemos uno, o dos, o tres), el negocio es tan bestial que resulta irresistible.

 

La tecnología uLed (izq.) no está aún preparada para el público. El escaneo de láser (dcho.) no ofrece los resultados esperados. Así que lo único que tenemos -de momento- son los proyectores LcOS.

 

Pero como le dijo Copérnico a la Santa Inquisición, con la ciencia habéis topado. Hace unos meses, aprovechando el análisis de Nreal Light, en Real o Virtual reflexionamos de lo imposible científicamente de fabricar unas gafas AR tal y como nos gustarían que fueran. Ni los proyectores iluminan con la suficiente potencia para usarlas en la calle, ni los cristales reflectan y refractan la luz con la perfección necesaria para fijar imágenes opacas, ni sabemos cómo disipar el calor sobre nuestras sienes de forma eficiente. En la batalla de la miniaturización de los componentes -casi a escala nanométrica- ocurren muchos desastres que aún no sabemos arreglar.

 

Una hora en el planeta Miller son siente años en el planeta tierra igual que un adelanto técnico en la AR tarda otros tantos años en llegar a los modelos de consumo. La alianza entre la antigua Facebook con el fabricante de gafas de sol Ray-Ban supone la primera piedra contrastada de esa torre infinita que vendrá, lentamente, generaciones más adelante. Sabedores todos de los límites de la técnica actual con un factor de forma aceptable para el usuario (no todos queremos llevar un PC de sobremesa sobre nuestras cabezas), dotar de "inteligencia" a unas gafas de sol de toda la vida supone la entrada al mercado de consumo de un dispositivo que podría marcar cierta tendencia y allanar -a la vez que testear- el camino a lo que esté por llegar.

 

FACEBOOK RAY-BAN STORIES

 

¿Cómo hacer unas gafas inteligentes cuando no dispones de la técnica para construirlas y vender el producto como si lo fueran? Esa es la cuestión que el marketing lleva años intentando responder a base de falacias, medias verdades y mucho más hype del que un usuario normal es capaz de tragar. Desde el momento en el que las ópticas de las cámaras cupieron en un móvil, que los chipset Bluetooth pudieron instalarse en la cabeza de un alfiler, los altavoces se convirtieron en superficies planas y las baterías tomaron las formas más variopintas (como unas patillas delgadas y alargadas), las gafas "espías" se volvieron tan posibles como completamente innecesarias. Porque todo esto de las gafas "inteligentes" ya se le había ocurrió a unos cientos de fabricantes hace años (desde Boss Frames a unas AR de verdad: Spectacles).

 

Cientos de gafas "Inteligentes" se agolpan desde hace unos años en la entrada de las tiendas asiáticas con más o menos las mismas características.

 

Dicen que nadie inventa nada de la nada, pero que si juntas esto que ya existe con aquello que también existe, quizás tengas más éxito que todos los demás. Ese es el mantra que nació en los 80s en los garajes de Silicon Valley y el primer mandamiento en las fábricas de Facebook. Mientras escribo este artículo creo que me están vigilando -al menos- seis cámaras diminutas (dos en mi móvil, dos en el móvil de mi chica al lado, una más en el portátil más otra cámara de seguridad de casa en la esquina). Y eso que ni siquiera he puesto un pie en la calle. También tengo dos altavoces bluetooth para escuchar música sincronizado con el teléfono en al menos dos cacharros diferentes (google nest y un JBL portátil). Y además, uno de esos altavoces no tiene botones, sino una superficie capacitiva que hace de botón pero sin ser botón. Por encima de todo, además, sobrevuelan tres entes "inteligentes" llamados Siri, Ok Google y Cortana, cada uno luchando por mis datos. ¿Qué más haría falta para unas Facebook Stories? Respuesta: algo de software propietario (Meta), algo de gusto por el diseño (Ray-Ban) y una maquinaria de marketing acorde con la intención.

 

HARDWARE VS DISEÑO

 

Las tripas de Facebook Ray-Ban Stories son las que son: dos cámaras pequeñas (que no diminutas) ensambladas en la carcasa de pasta frontal, unidas mediante unos cables a las patilla donde tendremos el chipset bluetooth, Wifi -RayBan crea un HotSpot para enviar ficheros entre el teléfono y las gafas-, los altavoces, un botón y las baterías. Nada más. Eso sí, todo embutido en un armazón construido por el fabricante de gafas de sol Ray-Ban en un catálogo de 30 modelos con 3 formas diferentes (Wayfarer, Redondas y Meteor), más colores y algunos tipos de cristal.

 

 

Y es que el diseño, el form factor, el "vaya buena pinta que tiene eso" hará más por la AR futura que cualquier otro adelanto. Y eso lo saben también las marcas de uno y otro perfil. Tiempo ha, los artículos de lujo claudicaron a lo "inteligente" como forma de reinventarse y buscar un público más joven. Por ejemplo, Tag-Heuer, el fabricante de relojes suizo, oferta modelos inteligentes con pantallas. En su interior ya no hay ni rastro de aquella mecánica relojera ultra-precisa que les hizo famosos (podrías convertirlo a mecánico pagando un extra). Solo queda "el gusto" por el diseño y lo egocéntrico de quien viste una marca por el hecho de que el resto sepa que tienes pasta para ello. Como bien entendió Apple, nunca subestimes el ego del usuario.

 

 

En Real o Virtual tenemos una frase: primero verso, luego meta. Así que para vender unas gafas inteligentes, primero hay que vender que son unas gafas. Ese fue el problema de Nreal y de muchas otras parecidas: que puestas, no parecían unas gafas. Ray-Ban asegura la parte humana. Las Stories son unas gafas de verdad, con el estilo refinado y atemporal que se espera de una marca de moda, y sus cristales (que no se nos olvide nunca la salud de nuestros ojos en la XR) se presuponen de una calidad contrastada. Claro que dos camaritas y tres micrófonos son mucho más fáciles de mecanizar que dos proyectores LCOS con sus pantallas de guías de luz.

 

El peso queda en 49.3 gramos (5 gramos más que las Wayfare normales), y lo encuadra dentro de lo "vestible" a diario. El calor que generan las baterías y las cámaras también es razonable. ¿Cuánto disiparán en pleno agosto en una playa de Alicante sin que se apague o resulte peligroso? Aún es pronto para saberlo. En el uso que le hemos dado, la cámara calorífica muestra que el calor se concentra sobre todo en la patilla derecha, donde se encuentra la placa base (ver foto más abajo).

 

 

OPERATIVA

 

La inteligencia de las Stories es muy limitada, por no decir que de inteligentes tienen lo mismo que un adoquín de la plaza. Otro tirabuzón lingüístico del marketing porque aquí no hay algoritmos automáticos o cualquier otra intención que no pase por una acción directa del usuario. Tampoco grandes alardes técnicos. Un botón, dos altavoces y tres micrófonos. Una pulsación comienza a grabar video, otra lo detiene, y si mantienes apretado, haces una fotografía. También puedes pedir en voz alta que lo haga el teléfono por ti.

 

 

Mediante el móvil lanzarás música o un vídeo y el sonido saldrá por los auriculares integrados en las patillas. Sin cancelación de ruido ni direccionalidad, son altavoces con estilo. En las Stories no hay pantalla. Tampoco hay realidad aumentada ni realidad virtual: solo la cruda realidad de un cristal oscurecido. Por cierto que tampoco hay feedback háptico. Lo único que llama la atención y diferencia estas gafas de otras cualquiera de un mercadillo de playa es el piloto blanco muy evidente que verán los espectadores al ser grabados.

 

 

De una calidad sonora suficiente para el día a día, nadie debería esperar unos bajos asombrosos o una claridad en frecuencias en alta fidelidad. El rango señal/ruido es funcional y los conos interiores son medianamente potentes sin la distorsión típica en elementos demasiado baratos.

 

 

Una zona capacitiva (táctil) se encuentra a cada lado de las patillas y permiten aumentar y reducir el volumen del teléfono o colgar/aceptar la llamada o parar el video en el teléfono.

 

 

Cabe reseñar que las Ray-Ban Stories no disponen de ninguna protección contra el polvo o la humedad, así que cuidado con mojarlas en la playa o cuando llueva (tienes un seguro oficial disponible por unos 30€).

 

BATERÍA

Meta Stories se carga mediante la propia funda de las gafas. Un puerto USB-C en la parte trasera permite alimentar un adaptador imantado de dos polos que casan perfectamente con las gafas cuando las reposas en el interior de la funda.

 

 

Gracias a los compañeros de ElectricTV que han destrozado amablemente una unidad, conocemos las tripas de las Ray-Ban Stories. El sistema consta de dos baterías. La interna de la funda que permite cargar las gafas cuando las guardas en la funda y da para un par de cargas completas, y la batería instalada en la patilla con un valor de 175mAh a 3.85v.

 

 

Este valor corresponde a esos límites imposibles de traspasar hoy en día en la tecnología de los "wearables" o "vestibles". El consumo de captación de video más bluetooth (5.0) y el HotSpot de Wifi da una autonomía de unas 3 horas continuadas a lo sumo si eres un reportero dicharachero o hasta 6 horas si solo grabas cuando te acuerdas de que las gafas pueden hacerlo.

 

 

MEMORIA

Para un dispositivo de captura de imagen de fotos y vídeos, la capacidad de la memoria interna se sitúa en 4Gb (más 4Gb RAM para uso del sistema), una broma de mal gusto cuando hoy las tarjetas de memoria SD se encuentran en rangos estándar de 32Gb o 64Gb por muy poco precio.

 

 

Por esta razón, Stories limita de fábrica la captura de vídeos a 30 segundos (para un total de 30 videos de 30 segundos o 500 fotografías), aunque en abril llegará una actualización para hasta 60 segundos, y un dato que nos deja en estado de shock: las Stories nunca podrán ser emitidas en tiempo real. Toda fotografía/video se guardará, encriptará y procesará en la memoria de las gafas y solo desde allí se podrán exportar (copiar) al teléfono a través de la aplicación propietaria de Facebook.

 

CÁMARAS Y SENSORES

La calidad de los sensores y ópticas de este tipo de cámaras crece cada día. Cámaras deportivas tipo Inta360 GO 2 (300€ aprox.) ofrecen hoy un resultado espectacular incluso a 4K con un FOV enorme y un estabilizador que amortigüe los movimientos indeseados en tiempo real. Los chipset internos de gestión, el software de post-procesado (corrección de aberraciones y mejoras en la estabilización) y una apertura de la óptica muy baja, hacen posible la captura en cualquier situación de luz o movimiento. ¿Cómo responde Ray-Ban Facebook Stories en aquello que se supone su origen (hacer fotos y vídeos)?

 

 

Las imágenes de Stories salen a una resolución fija de 2592 × 1944 píxeles capturada por un sensor de 5MP y 105ºFOV, una óptica de apertura fija de f2.2 y una velocidad de obturador variable a 1/15 en condiciones de baja luz y unos 1/2000 en alta a un ISO 50. Estos valores no hacen milagros. En situaciones de luz medias como los interiores o días nublados, la calidad final resulta algo mediocre con tendencia a mala, con muchísimo ruido digital evidente en condiciones de luz media-baja y una profundidad de foco limitada. Cuando la luz mejora (para eso llevas unas gafas de sol), la calidad sube un par de peldaños sin llegar nunca a ser sobresaliente. Cualquier móvil chapucero de hoy es capaz de sacar fotos y videos de igual o mejor características.

 

Por comparar, un iPhone 6 de hace años montaba una sola lente con las misma apertura fija f2.2 mientras que las cámaras más modernas (iPhone 13) ofrecen hasta 3 lentes diferentes: f1.5 como principal, f1.8 ultra wide, f2.8 para tele. (Menos valor = más luz que entrará en el sistema óptico). Ray-Ban Stories podría haber incluido dos cámaras diferentes con aperturas distintas y así poder afrontar muchos más tipos de escenarios. Pero diréis, ¿quién demonios se pone unas gafas de sol en el interior de una casa o en un día nublado además de los que vivieron la ruta del Bakalao? Y tendríais razón. Salvo que Ray-Ban Stories también se ofrece con cristal transparente para interiores o con cristal variable según la luz exterior.

 

 

El video, por su parte, se queda en unos paupérrimos 1216 × 1216 a 1:1 y 30FPS comprimido en H264 y audio mono codificado en AAC, un conjunto de valores bastante menor al esperado en un integrado de última generación. Unido a la apertura tan alta, el video resultante deja una calidad final pobre dada las expectativas que la tecnología actual promete. Estamos en 2022 y hay equipos mucho más asequibles que dan respuestas muy parecidas o incluso mejores.

 

Comparativa con teléfonos de muy baja gama < 100€ (Samsun Core 2015) y de gama media alta < 400€(Huawei P40 Pro).

 

Ray-ban (Aberración geométrica) / Samsung Core (falta de color y luz) / Huawei P40.

 

Ray-ban / Samsung Core / Huawei P40. Detalle al magnificar. RayBan sale perdiendo en nitidez.

 

Original Ray-Ban.

 

Ray-ban / Samsung Core / Huawei P40.

 

Ray-ban / Samsung Core / Huawei P40.

 

Video comparativa entre Ray-Ban Stories y Huawei P40.

 

Video comparativa de estabilidad (andando / corriendo) entre

Ray-Ban Stories y Huawei P40.

 

FACEBOOK Y LA PRIVACIDAD

El verdadero meollo de todo esto: dos cámaras enfocando la realidad con el poder de Facebook detrás. Y si esta frase no te ha puesto muy, muy nervioso, entonces es que acabas de llegar de pasar una temporada bastante larga en el planeta Miller y tenemos que contarte (nosotros y los jueces de medio mundo) demasiadas cosas.

 

 

Junto con las gafas, Meta nos ha enviado un PDF de ocho páginas hablando exclusivamente sobre la privacidad o lo mal que está eso de hacer fotos y videos a gente que no quiere ser grabado (¿?) escrito por una tercera compañía sin ánimo de lucro (ConnectSafely) que -a priori- nada tiene que ver con ellos además de un link a una página web exclusiva para hablar del tema.

 

Solo podemos cambiar la intensidad del LED para las notificaciones.

 

Si os parece, vamos a resumir algunas de las decisiones que desde Meta pretenden ayudar a solucionar los dilemas morales sobre nuestros derechos:

  • Las fotos/videos se encriptarán en las gafas y no se enviarán a ningún lado más que a tu propio teléfono. Se hacen y se quedan en las Ray-Ban hasta que tú decidas subirlas al teléfono.
  • Si cambias de terminal, las fotos/videos se mantendrán ocultos y encriptados para esos nuevos dispositivos.
  • Los datos Exif embebidos con la imagen tampoco guardan ningún dato del GPS ni localizaciones.
  • Un led luminoso se encenderá cada vez que saques una fotografía o grabes un video para dejar muy claro a tus alrededores de que las gafas están tomando imágenes.

Con más de seis cámaras rodeándome ahora mismo y dos sistemas inteligentes luchando por entender y procesar todo lo que digo (¿o pienso?), estamos ya demasiado acostumbrados a ser vigilados. ¿Suponen algo dos cámaras y tres micrófonos más en tu cabeza? La grabación en primera persona añade una capa moral, indiscreta y directa a una guerra que hace mucho tiempo que perdimos (más después del anuncio de la EU de dejar que nuestros datos privados campen a sus anchas por los EE.UU de Facebook). Por mucho que la legislación piense en el usuario, lo hace tarde y siempre presionada por las grandes empresas. El dilema entonces queda sobre cuánto control tendrá la sociedad sobre estas empresas y cuánto las empresas sobre la sociedad.

 

Nuestros datos, nuestra intimidad, forma parte de una privacidad que entra en conflicto directo con la forma en la que la XR funciona: antes de modificar (aumentar) lo que ocurre a nuestro alrededor, necesitamos saber qué ocurre. Y esa regla violará todas y cada una de las leyes que pongamos a lo privado. Meta Ray-Ban es -sin lugar a dudas- una manera muy sutil de introducir la tecnología invasiva en la sociedad adornando de "stories" lo que viene a ser una grabación de toda la vida. Y miles de YouTubers, Influencers y gente a quien todo esto le suena a "chorradas de retrógrados y mentalidad antigua" se lanzarán a ello sin ningún miramiento.

 

Un botón permite apagar cualquier sistema "inteligente" de las Ray-Ban convirtiéndolas en unas gafas normales.

 

CONCLUSIÓN

Unas gafas normales -bonitas y de diseño- con dos cámaras. Y tres micrófonos. Y bluetooth/wifi. Y Facebook. Y tu criterio de uso con ocho páginas diciéndote que no las uses para aquello que han sido diseñadas. Y una suma de posibles escenarios de los que no sabremos su repercusión hasta bien pasada la primera generación de estas gafas no inteligentes. A bote pronto, por los límites de duración y la calidad de las imágenes solo se me ocurre la grabación de momentos breves e incómodos capturados en primera persona y fotos en baja resolución sobre situaciones y gente a quienes seguramente nadie les preguntó si querían aparecer en ellas con una intención -muy probable- de subirse a cualquiera de las redes como Instagram o TikTok, redes sociales ya de por sí en el foco de la privacidad. Por otro lado, tampoco hablamos de nada que no se pueda hacer ahora mismo con un teléfono, unas GoPro o las típicas gafas espía.

 

Con una duración mayor, unas cámaras de mejor calidad y la capacidad de realizar streaming directo, sí que imaginamos usos más reales y útiles: grabación/emisión de una clase en la universidad, escuchar la traducción de una charla desde cualquier lugar de la sala, enviar una presentación personalizada a cada usuario del evento, grabación de tutoriales donde la primera persona sea esencial (herramientas, maquinarias...), uso en el periodismo (no espía, sino generalista), grabación de reuniones de trabajo bajo el consentimiento de todas las partes, captación de ese concierto que te gusta (sin que te denuncie la discográfica después)... en definitiva, elementos mucho más productivos que las "stories" hyper-hypeadas que propone el marketing.

 

En definitiva, una vez retirado el debate sobre la privacidad -en el momento que aceptes el disclamer te puedes meter tu ética por donde te quepa-, solo quedan unas gafas bonitas con un sistema técnico demasiado pobre para los estándares de calidad audiovisuales a hoy en día. Tus memorias en baja resolución. Sobre todo para un sistema que prometía alcanzar un nuevo nivel.

 

Pero rovianos, estamos ante uno de los pocos inventos modernos en los que cuando la batería se agota o te aburras de hacer grabaciones random en momentos random, podrás seguir usando para protegerte del sol de este planeta tierra donde los avances técnicos van muchísimo más lentos que allá en las aguas de Miller.