Journey to Foundation: ANÁLISIS

Mucho que contar

Construir el mundo que presenta Journey to Foundation partiendo de la riqueza narrativa de una serie de novelas desarrolladas en un mundo futuro es una labor titánica. Por suerte Archiact no es un estudio novel, y puede presumir de contar con diez años de experiencia a sus espaldas en esto de la realidad virtual. Además la adaptación de Doom 3 VR Edition seguro les ha ayudado a desenvolverse mejor en ese universo de planetas e instalaciones espaciales.

Tomando el papel del agente Ward, de la Comisión de Seguridad Pública, lo que a priori parecía ser una investigación rutinaria acaba resultando en una odisea llena de traiciones donde toda la humanidad está en peligro. Una aventura en la que precisamente todo el peso recae en su parte narrativa, convirtiendo la amalgama de géneros que giran a su alrededor, en el envoltorio perfecto de una historia rica y elaborada. Quizá por esto, no estemos ante un producto para todo el mundo pero sí ante un trabajo encomiable a tener en cuenta.

Si bien es cierto que Journey to Foundation resulta algo decepcionante en muchos aspectos, la fuerza e ímpetu puestos en contar algo interesante se refleja con el doblaje completo a nuestro idioma. Algo que sin duda ayudará a degustarlo mucho más fácilmente y por mucha más gente. No todas las actuaciones están a la altura, con algunas voces fuera de lugar, pero el esfuerzo para hacer más creíble los complejos entramados geopolíticos que nos encontraremos bien merecen nuestra máxima atención.

Para hacer mayor énfasis en lo que quiere contar, Journey to Foundation se decanta por ser un juego principalmente conversacional donde podemos elegir, sólo con la mirada, diferentes opciones de diálogo con sus propias consecuencias. Y como no siempre encontramos la respuesta adecuada es el momento de sacar partido de nuestros poderes mentales para, con un gesto de muñeca, cambiar la actitud de otros personajes para tener nuevas opciones en la conversación o desvelar pensamientos que nos sirvan de solución para avanzar.

EL juego viene completamente localizado con voces y textos a nuestro idioma.

Un cóctel variado

Por esto mismo es importante saber a qué nos enfrentamos. La aventura de Archiact es precisamente eso. Una aventura con todas las letras y quizá también por ofrecer un conjunto más tangible encontramos secciones de puzle, sigilo y acción. Es aquí donde el equilibrio de su propuesta se complica y comienza a mostrar debilidades. ¿Por qué? No están a la altura. Desafortunadamente todos estos añadidos se sienten arcaicos y poco profundos, pecando demasiado de estereotipos jugables de la propia tecnología.

Las inevitables y mejorables secciones de escalada son el ejemplo y resumen perfecto de lo que intenta y no consigue a lo largo de la media docena de horas que tenemos entre manos. La interacción es siempre mejorable. Bien sea escalando, activando interruptores o resolviendo acertijos. Unos que se repiten de forma constante donde emparejar pequeños cubos de color que a su vez conforman uno mayor. En ellos, como curiosidad, al acercar nuestra mano se imanta a ella impidiéndonos resolverlo, teniendo que pulsar un botón para poder trazar la solución sin problemas.

Los ingredientes están sobre la mesa, pero el conjunto de todos ellos no llega a unos mínimos para olvidar esa sensación de artificialidad que siempre tenemos en la cabeza

Todo lo que intenta jugablemente tiene un pequeño pero que le hace artificial. Los objetos con los que interactuar no destacan sobre el resto presentando dudas sobre cuáles puedes tocar o coger. Los botones incluso muchas veces son simples texturas de color. Las ranuras para introducir tarjetas se camuflan en los paneles de mando llenos de pantallas o ciertos interruptores sólo son tangibles tras una acción concreta. Decisiones que le hacen ser más limitado de lo que realmente es. Algo que se nota especialmente en unas secciones de disparo realmente flojas. Hemos visto como Red Matter 2 las presentaba y sin ser nada destacables, funcionaban.

Este no es el caso. Además de haber gran cantidad de ellas, los enemigos tienen una puntería pasmosa, lo que contrarresta y entorpece su narrativa. Y no es porque sean inteligentes, ni muchísimo menos, si no porque donde ponen el ojo ponen la bala. Y claro, al final no dejamos de asomarnos de nuestro escondite para disparar y volver a ocultarnos antes de recibir demasiados impactos (por suerte la vida se regenera automáticamente) o disparamos a ciegas... Pero esto no sirve si avanzan unas minas hasta nosotros, explotamos y tenemos que reiniciar la sección.

La interacción necesita un pulido urgente. Estos puzles son un claro ejemplo.

Quien mucho abarca...

Toda esa aspereza esta presente desde el primer instante. Técnicamente es demasiado funcional. Los personajes no están mal, pero las animaciones y texturas no son lo mejor de su oferta. Los fondos estrellados o planetarios son imágenes de baja resolución, los efectos de disparos o explosiones algo austeros y ni siquiera los interiores saben convencer por un trato de materiales muy mejorable. Además el juego no soporta el modo 120hz, teniendo que desactivar la opción desde la consola si no queremos sufrir un pantallazo negro, algo que no nos había ocurrido anteriormente.

Un precio a pagar por salir en otras plataformas, de las que PSVR2 sale mejor parada en cuanto resolución, iluminación y uso de gatillos, hápticos o vibración del visor para ciertos momentos. Y como decíamos, en el uso del seguimiento ocular durante las conversaciones haciéndolas más fluidas y naturales. Sin duda algo de agradecer y que, aunque podría aprovecharse más, no se siente un producto descuidado en ese aspecto como ocurrió en el reciente The 7th Guest VR. Eso sí, tampoco esperéis un acting facial creíble ni mucho menos.

PSVR2 sale mejor parada en cuanto resolución, iluminación, uso de gatillos, hápticos o vibración del visor además del seguimiento ocular durante las conversaciones haciéndolas más fluidas y naturales

Aún con todo, lo intenta. Intenta ser mucho más que una buena historia. Tenemos documentos de texto y grabaciones que expanden su mundo (y hasta una enciclopedia con todo el entramado a lo Dyschronia), chips de mejora para el arma, una herramienta para hackear cerraduras y un soplete para abrirnos paso por conductos o dar con compartimentos secretos. Los ingredientes están sobre la mesa, pero el conjunto de todos ellos no llega a unos mínimos para olvidar esa sensación de artificialidad que siempre tenemos en la cabeza.

Journey to Foundation además quiere hacernos sentir protagonistas con varios momentos donde debemos gesticular con los brazos. Saludar a los miembros de la tripulación de forma concreta o alzarlos cuando estamos a punta de pistola. Todo esto, claro, de forma estipulada y limitada a secciones muy concretas para evitar ser un simple "lector". Por esto también tenemos poderes psíquicos si apuntamos a la cabeza de los rivales para debilitarlos, a distancia, con nuestra propia mano.

Utilizando nuestros poderes psíquicos para debilitar al enemigo.

Conclusión

El equipo de Archiact ha apostado fuerte con Journey to Foundation. Y precisamente por esto tenemos dos caras en la misma moneda: una narrativa sólida e interactiva con una contrapartida jugable demasiado áspera. El doblaje de todas las conversaciones ayuda a construir un mundo muy interesante y disfrutable si no te tomas muy en serio el resto de sus elementos. Un cúmulo de situaciones que, si las tomamos como simples compañeros de viaje a una historia compleja, narrada sin prisas y con todo lujo de detalle, encontraremos un producto con mucha dedicación. Una auténtica lástima para un título que apuntaba maneras.

Análisis realizado en PlayStation 5 con PSVR2 sobre la versión del juego 1.000.000

Vídeo análisis: