Angry Birds VR: Isle of Pigs - ANÁLISIS

7 FEB 2019  14:00

knob2001

9

Angry Birds VR: Isle of Pigs - ANÁLISIS

Los pájaros llevan años vengándose de los cerdos. Hoy, por primera vez, lo harán en el mundo virtual. Llegan los casual-games a nuestra plataforma y seguimos sin saber si eso es algo bueno. Disponible para Rift y Vive (próximamente en más visores).

Pajaros de buen agüero

En Diciembre de 2009, un equipo de cuatro personas afincadas en Finlandia se dieron un abrazo, chocaron las manos y se sentaron alrededor de la pantalla de un iPhone 3GS. Habían enviado a la AppStore oficial de Apple la primera versión de una "chorrada" de juego algo surrealista sobre pajarillos voladores batallando contra cerditos verdes que ni siquiera la propia Rovio -la empresa matriz del desarrollo- tenía en sus planes promocionar. Angry Birds tardó dos horas y media en llegar al top ventas de la tienda iOS y solo un año después, usuarios de todo el mundo gastaban 200 millones de horas diarias disparando pájaros asesinos contra cerdos indefensos mientras arrastraban sus dedos por la pantalla de un terminal que hasta hacía bien poco, solo servía para comunicarse con otros humanos. Casi una década más tarde, en 2017, Rovio se valoró a sí misma en 2.250 millones de dólares después de desestimar una oferta de la mastodóntica Zynga por la franquicia Angry Birds. Televisión, cine, juegos, libros y merchandising poblaban los rincones de todas las ciudades del planeta.

 

 

Cada vez que me encuentro con alguien de mi edad (en la treintena o pasados los cuarenta) y me pone cara rara cuando le digo que buena parte de mis horas de recreo las invierto en los videojuegos, le pregunto a él o a ella cuántas horas han pasado frente al Candy Crash o al Angry Birds. "Pero eso no cuenta", me suelen decir confirmando la contradicción. Angry Birds, Candy Crash, Apalabrados y Zombies contra plantas forman parte ya de un catálogo de juegos masivos al que mucha gente -adultos, niños y medio congresistas- le han echado más horas de las que están dispuestas a admitir, incluso cuando se les pilla de manera bochornosa en horario laboral. Que el juego casual mueve miles de millones de beneficios ya no pilla de sorpresa a nadie, hasta el punto de que -y con permiso de los grandes títulos AAA- son estos inventos de medio pelo los que le dan la verdadera dimensión económica a las plataformas móviles.  

 

Angry Birds -por si has pasado tu pubertad dentro de un búnker de Fallout y acabas de salir hoy a este páramo- va de disparar con un tirachinas rudimentario hasta 3 pájaros de diferentes formas y colores contra una panda de cerdos verdes arramplados a una estructura de varios materiales. ¿Cómo puede llegar algo así a convertirse en un Godzilla de Billones de dólares? En principio, parte de su éxito llegó por la implementación de las pantallas táctiles de los terminales a una mecánica de juego siempre dominada apretando botones. Mención especial a los gusanos de Worms. Esta vez, había que arrastrar el dedo, soltar el pájaro y ser testigo de cómo este iba destrozando todo a su paso: cerdos, paredes y casas. Un pequeño scroll, tres tipos de pájaros con cierto carisma y una panda de cerdos bobos escondidos bajo tres maderos completaban la experiencia.

 

 

La dinámica de Angry Birds fue siempre su fuerte: juego casual muy rápido, con un objetivo fácil de conseguir (al menos una estrella de las tres posibles en cada pantalla) pero difícil de dominar a lo largo de sus muchísimos niveles. Después de 16 títulos seguidos -Angry Birds Star Wars incluído- y de pasar por todos los formatos inimaginables, Angry Birds llega a la VR con el mismo propósito: invierte horas de tu vida destrozando lo que en el mundo real te impide la ley.

 

Si retiramos los pájaros, los cerdos y las construcciones, Angry Birds se descubre como un juego de artillería al uso, idéntico a aquellos que nacieron ya en 1976 y que muchos de nosotros aprendimos a programar en el Basic de un Commodore 64: calcula la trayectoria de un proyectil dado un cierto ángulo. No hay más.

 

 

No será ni la primera ni la última vez que veamos cómo se porta un juego de monitor dentro de nuestra realidad virtual. Son muchísimas las decisiones que se deben tomar (¿cómo me muevo?, ¿qué hacen mis manos? ¿Qué puedo tocar o manipular?) y en general, el resultado será un juego completamente diferente al título de referencia. Angry Birds, en el sentido clásico de un juego de artillería, tenía la limitación de jugar sin poder ver toda la pantalla. Había que calcular a ojímetro, soltar el proyectil y ponerse a rezar mientras el scroll descubría el estropicio. Al comienzo se nos ayudaba con una pequeña trampa que era poder ver la trayectoria a base de puntitos, pero enseguida la ayuda desaparecía y el juego se volvía mucho más divertido -y difícil-.

 

Jugar a Angry Birds en realidad virtual me tiene confundido. Por un lado la jugabilidad es evidente: siempre es divertido destrozar cosas... y si por el camino te cargas a un cerdo verde, mejor. El tirachinas es el primer juguete malvado de un niño y era de cajón que su paso a lo virtual nos daría la posibilidad de agarrarlo con una mano y tensar la goma con la otra. Los personajes, muy conocidos, siguen manteniendo el carisma que les hizo multimillonarios porque Rovio tiene la experiencia de 16 títulos basados en las franquicia como para haber sacado conclusiones. En general, el estudio sueco Resolution Games ha hecho lo que debía.

 

 

Los gráficos 3D con la presencia de la realidad virtual convierte a Angry birds VR en otra propuesta algo distinta. Al contrario que en un móvil, en VR te puedes mover, acercar al objetivo, cambiar de punto de vista (algunas, las más alejadas, mediante teletransporte) y sobre todo, apreciar todo el conjunto del puzle. En otras palabras, afinar la puntería en una dimensión desconocida antes, pero con muchas más ayudas que nunca. 

 

 

Angry Birds VR se siente -y se disfruta- igual que sentimos -y disfrutamos- el primer título que Rovio desarrolló: misma mecánica, mismos planteamientos, mismos personajes y misma finalidad. Es un juego del 2007 en VR, y aunque eso no tiene que ser algo necesariamente malo, sí que da la impresión de haberse quedado en lo fácil. He tardado menos de 2 horas en matar al 90% de los cerdos y vengar mi honor frente al cerdo final. Sinceramente, o es demasiado fácil, demasiado corto, o una mezcla de los dos. La VR, en cuestión de cálculos de trayectoria, ayuda de por si por lo natural del movimiento; podrás fallar una vez, pero te aseguro que no la segunda. Y por esa razón, Rovio debería de haber añadido algo diferente a este medio tan diferente que es la VR. Al menos haber retirado las ayudas para la trayectoria. O aprovechando el espacio abierto, haber dado muchísima más grandeza a los puzles. 3 pájaros es poco. 4 cerdos es poco. 42 niveles en VR -la mitad muy básicos- cuando el juego original llegó a disponer de más de 500 (por 1€ disponías de los primeros 63 niveles más una actualización de otros 40), se hace un parpadeo. Y por cierto, aquí no estamos para jugar mientras vamos en el autobús de parada en parada o cuando te aburres en un pleno del congreso de los diputados. En la VR actual estás en tu casa, con un visor de realidad virtual. No hay nada casual -o rápido- en esto. Es premeditado. Y por tanto, la narrativa y exigencia debería de haber cambiado.

 

 

Por concluir, Angry Birds es el juego de 2007 pero con la evolución natural que han sufrido los personajes desde entonces y con el punto de vista diferente que da la VR. Un juego resultón, muy casual -pero sin lo casual de enfundarse un visor con tracking o unas Magic Leap (es el mismo juego, mismos mapas y mismo todo)-. ¿Divertido? Sí, mucho, pero ya lo fueron entonces. ¿Fácil? Es mucho más fácil que en el móvil porque en VR todo se calcula de manera más natural, sobre todo cuando te ayudan con la trayectoria. ¿Corto? Por desgracia, se siente bastante corto. Más de la mitad de los niveles son meros trámites para la llegada de niveles más exigentes, y cuando se pone interesante, el nivel completo se ha completado.

 

La simpleza del juego original que le suministró un imperio a Rovio, dudo que les rente lo mismo en virtual. Por otro lado, aquí siempre nos hemos quejado todos de no disponer del catálogo que ya existía en otras plataformas. Ahora, por fin, tenemos uno de aquellos títulos de referencia. Que esto sea bueno o sea malo... eso ya lo decidís vosotros. Yo me quedo esperando la versión para Quest (si sale), porque hay juegos que están hechos para jugar en el autobús, antes de la consulta del médico de tu hijo o medio tumbado en el sofá. Al menos mientras mantengan las mismas narrativas.

 

Angry Birds VR: Isle of Pigs se encuentra disponible actualmente para Rift y Vive, y en los próximos meses llegará también a otras plataformas. Resolution Games y Rovio planean añadir más niveles y mecánicas aunque no tenemos más información al respecto.

+ Físicas

+ Personajes

- Demasiado corto

- Demasiado fácil

- Demasiado visto

6,5 "Bueno"

Angry Birds VR: Isle of Pigs (PC)

6.5

Lanzamiento / Febrero 7, 2019

Join Red, Chuck, Bomb and the Blues to save the stolen eggs in Angry Birds VR: Isle of Pigs, an immersive VR adventure! Explore the remote island where the greedy green pigs take their vacation in ...

Nota de los usuarios

?