Pixel Ripped 1989: ANÁLISIS

8 AGO 2018  13:00

gopozgon

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Pixel Ripped 1989: ANÁLISIS

Probamos la original propuesta de Arvore en la que nos transportan a finales de los 80 para librar una batalla que trasciende nuestra portátil de 8 bits para hacer peligrar nuestro mundo. Disponible en Rift, Vive, WMR y PSVR (Pendiente de su lanzamiento en Europa).

Nostalgia virtual

Tras 4 años en desarrollo y fruto de un proyecto de carrera de Ana Ribeiro, que acabó convirtiéndose en lo que hoy tenemos entre manos, tras su unión con la compañía Arvore como directora del juego, llega a nuestros mundos virtuales esta oda a la nostalgia para todos aquellos que a finales de los 80 y principios de los 90 ya sabían lo que era disfrutar de los videojuegos, más concretamente a través de consolas portátiles como la Game Boy, que vivieron por aquellos tiempos su boom de lanzamiento, con aquellos 8 bits con los que comenzó esa carrera de “bits” que acabaría muriendo décadas después para dar paso a la carrera de resoluciones y fps que vivimos ahora, así como al nacimiento reciente de la Realidad Virtual donde entrarían en juego otros conceptos como el FOV o el SDE.

Pues bien, Pixel Ripped 1989 se encarga de unir de forma más que notable dos épocas, una de ellas que nació hace 30 años y en la que prácticamente solo se hablaba de si un juego era bueno o no, con la que nos ocupa actualmente en la que, antes de dar un veredicto, se acostumbra a analizar fps, resolución, texturas, inteligencia artificial y muchas otras palabras que no conocíamos por entonces.

 

 

Una historia interdimensional

Al principio del juego descubrimos que el mundo incluido en el cartucho del juego portátil Pixel Ripped, ha sido amenazado por el temible Cyblin Lord, quien ha robado la piedra Pixel con el alma del mundo de Dot (nuestro héroe en el videojuego) y un poder capaz de abrir un portal entre su mundo pixelado de 8 bits y el mundo real de Nicola (la heroína del mundo real), con la intención de viajar y atacar nuestro mundo junto a su ejército de robots y dragones.

Para salvar al mundo de 8 bits, y de paso al mundo real, es necesario elegir al mejor aliado a los mandos de la Gear Kid, -una especie de fusión entre una Game Gear y una Game Boy-, y para ello nada como acudir a la niña más adicta al juego, Nicola, que cuenta con un número de horas a los dedos en los rankings del juego, que casi me hizo pensar en echar cuentas para ver si esas horas podían caber en una niña de pocos años como Nicola, por lo que con este dato y una vida que parece girar alrededor de su juego preferido, si nos fijamos en los continuos detalles de la cantidad de merchandising que tiene sobre Pixel Ripped, queda claro que Nicola es la mejor opción para salvar al mundo a los mandos de la consola.

 

Aprovecha a recoger esos píxeles ahora que la profesora está de espaldas.

 

Quizás sea un argumento absurdo, pero hace 30 años tampoco se contrataba a guionistas reconocidos de cine para desarrollar la historia de un juego, y este título no pretende ser más de lo que es en ese sentido, consiguiendo sacarnos una sonrisa en más de una ocasión.

Apuntar que el juego viene en inglés con subtítulos para el juego portátil, pero sin ellos para los comentarios que hacen los personajes del mundo real, como la profesora o los compañeros, con los que podríamos perdernos alguna pequeña broma sin mucha importancia, pero si también tenemos problemas con los subtítulos, a través de los que se va contando la historia, sí podríamos estar perdiéndonos buena parte de la gracia del juego, que aún así podríamos jugar de principio a fin sin ningún problema.

 

Salvar al mundo bien vale un suspenso en las notas

La salvación en Pixel Ripped requiere de una total dedicación a los mandos de la Gear Kid, sin importar las posibles obligaciones que pueda tener Nicola en su mundo, por lo que no se podrá despegar del juego ni tan siquiera en el colegio (seguramente habrá jugadores de Fortnite o Clash Royale actuales que no les parecerá una situación tan rara ni fuera de lugar).

Esto lleva a situaciones como la más conocida en los avances compartidos del juego, donde deberemos pasarnos el nivel mientras la profesora trata de darnos una “apasionante” lección de historia, teniendo cuidado de que ella no se percate de que no estamos haciendo ni caso a aquello que intenta explicar, y por si no fuera suficiente estamos jugando a nuestra Gear Kid bajo la mesa.

 

Para llevar a cabo tan heroica y poco reconocida tarea, debemos mirar a la profesora cuando esta se da la vuelta, para aparentar que nos importa algo de lo que está hablando, o hacer uso de nuestra pajita con bolas de papel para disparar a distintos elementos de la clase con la intención de generar cómicas distracciones, alguna de ellas muy locas; y teniendo en cuenta que nuestra Gear Kid no tiene botón de pausa, cada segundo en el que estemos mirando a la profesora o apuntando con nuestra “arma” de bolas de papel, estaremos descuidando el juego portátil, y según el momento que elijamos para hacerlo, podría suponer la pérdida del avance que llevábamos hasta entonces, por lo que piénsatelo bien antes de atender en clase frente a un enemigo o sobre una plataforma que está a punto de destruirse.

 

Parece que nos han pillado.

 

Si la profesora viene a llamarnos la atención 3 veces, veremos aparecer la leyenda "Game Over", como el que pierde sus 3 vidas en cualquier otro juego.

 

El juego dentro del juego

El juego al que jugamos en la Gear Kid es un plataformas 2D monocromo como los de antes, en el que empezaremos como un simple cuadrado y conforme avanzamos y recogemos píxeles vamos ganando cierta definición, que perderemos de nuevo en caso de recibir daño.

Tendremos que superar constantes saltos sobre plataformas móviles, otras que desaparecen al cabo de unos segundos, enemigos a los que disparar, rutas ocultas donde encontrar cartuchos bien escondidos y otros continuos cambios que aportan gran variedad en todo momento, dando como resultado un llamativo juego Pixel art, con grandes dosis de nostalgia que por momentos puede recordar a juegos como Sonic o Megaman, y en otros casos no se corta haciendo evidentes referencias a otros juegos de la época; dando como resultado un juego 2D que no se puede catalogar como memorable, pero es divertido y con un resultado final que no desentona absolutamente nada para conseguir su cometido de estar jugando a un juego que se siente como aquellos que ocupaban nuestro tiempo hace casi 30 años.

En puntuales momentos y fruto del portal interdimensonal que comunica ambos mundos, veremos a Dot salir de nuestra portátil para continuar jugando en color frente a nosotros sobre escenarios con profundidad construidos mágicamente a partir de elementos del mundo real, pasando de saltar a través de plataformas con muy limitada definición en 8 bits para hacerlo por ejemplo a través de unas plataformas formadas por los elementos que teníamos encima de la mesa de clase, como grapadoras y libros.

 

Las dimensiones se conectan entre sí en ciertos momentos.

 

Estos momentos de dimensiones interconectadas se dan en cada uno de los niveles a modo de fase o jefe final, en algunos casos con momentos muy divertidos, pero como tantos otros detalles del juego, mejor que los descubráis por vosotros mismos

 

Inmersión y aspecto visual

La original naturaleza del juego y el hecho de manejar la portátil con nuestro mando DS4 (En PS4), no hace sino aumentar aún más la inmersión que realmente nos hace sentirnos a los mandos de una portátil en un mundo hostil que no ve bien lo que estamos haciendo a escondidas, salvo nuestros compañeros de clase que sí nos ven como a una heroína.

El aspecto visual del juego es bastante flojo, pero los múltiples detalles de la época lo hacen ciertamente llamativo y al igual que todo lo demás, hace que se respire un sabor añejo y consiga trasladarnos a una época ya superada hace décadas en cada escenario, anuncio de televisión o menú del juego; pero aún así no podemos obviar que no encontraremos grandes texturas o movimientos realistas aquí, aunque el hecho de tener que estar pendientes de nuestra portátil no nos dejará mucho tiempo para fijarnos en las texturas que nos rodean.

Igualmente y aunque encarnamos a una niña pequeña, la escala en ciertos momentos no me pareció del todo correcta, algo especialmente notable cuando se acercaba la profesora con un tamaño a medio camino entre esa profesora del colegio a la que no teníamos mucho cariño y Godzilla; aún así como decimos la sensación general termina siendo muy buena, gracias a los detalles que veremos tanto en los distintos escenarios del juego, como en la pantallas de selección de nivel e incluso en unos geniales créditos finales que además nos dan esperanza de que podamos ver nuevos Pixel Ripped que den protagonismo a otras épocas icónicas de los videojuegos.

Tratándose de un juego que engloba otro juego más, también debemos hablar del aspecto del juego portátil que manejaremos con Nicola, y que como juego de 8 bits cumple su función de manera sobrada en este aspecto, cosa que era de esperar en 2018, claro está.

 

No todo será jugar en clase, hay más lugares donde seguir jugando.

 

Mención especial para la banda sonora y efectos del juego, elegidos perfectamente para la época en la que nos sitúa, con algunas melodías muy buenas y que acompañan perfectamente el aspecto visual con el mismo gusto y dedicación para transportarnos a finales de los años 80.

 

Duración y dificultad

Las 4 fases del juego son bastante cortas, y si somos unos virtuosos a los mandos podríamos terminar el juego incluso en menos de 2 horas, pero como buen juego de la época, no es un paseo y pasaremos ciertos momentos en los que moriremos una y otra vez continuamente hasta casi aprendernos los movimientos de memoria mientras seguimos "prestando atención" a la profesora, por lo que la duración más habitual en la mayoría de jugadores podría ubicarse entre las 3 y 4 horas, que podríamos ampliar posteriormente si queremos encontrar cada uno de los cartuchos escondidos en todas las fases, así como los distintos skins para la Gear Kid.

 

CONCLUSIÓN

Pixel Ripped 1989 está dirigido principalmente a aquellos que nacieron antes de los 90, y seguramente seremos quienes más vayamos a disfrutar del título, y quienes tarde o temprano deberían hacerse con él; pero esto no quiere decir que no estemos ante un juego notable y disfrutable por todos, aunque desconocer la época en la que se sitúa puede hacer que te pierdas la mayoría de la gracia, los matices y el amor puesto por Arvore para llevarnos a 1989.

La original propuesta de manejar a una Nicola que a su vez maneja a Dot en el juego portátil, mientras tratamos de que no nos pillen en clase, es muy buena, con momentos geniales muy cómicos y divertidos que consiguen que disfrutemos el título desde el principio hasta un final que nos gustaría que hubiese llegado un poco más tarde, pero que aún así no impide que estemos ante un título muy destacable y prácticamente imprescindible si estás dentro del target principal que sabrá apreciar cada detalle de nostalgia con el que han salpicado todo el juego.

 

El juego ha sido analizado en su versión de PSVR.

+ Propuesta muy original y divertida

+ Momentos muy cómicos

+ Continuos detalles y música con grandes dosis de nostalgia

- Aspecto visual algo pobre

- Duración

- Sin subtítulos en castellano

7,8 "Muy bueno"

Pixel Ripped 1989 (PlayStation 4)

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