(INOCENTADA) Terminó el sueño de Meta. Zuckerberg destituido y regreso a Facebook

28 DIC 2022  10:00

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(INOCENTADA) Terminó el sueño de Meta. Zuckerberg destituido y regreso a Facebook

Como se venía rumoreando desde hace unos meses, la junta directiva de Meta destituye a Mark Zuckerberg y toma las riendas de la corporación.

Solo un año de aventura virtual

Este artículo ha sido una inocentada del 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes.

 

No hay nadie imprescindible. Eso es lo primero que aprendes cuando llegas a una empresa mil millonaria. Da lo mismo que seas el fundador, el CEO (Director Ejecutivo) o el supremo líder divino de la secta porque la historia de las grandes corporaciones se escribe con la sangre que brota de los puñales clavados por la espalda: a Steve Jobs le dieron la patada en Apple allá por 1985 tras una discusión sobre el precio de su nuevo ordenador Lisa, John Akers se encontró las puertas de IBM cerradas en 1993 tras intentar modernizar un dinosaurio burocrático, en 2007, John Antioco fue a alquilar una película en la cadena Blockbuster que había dirigido desde hacía dos décadas y se encontró que la llave de su despacho no funcionaba porque en su momento le pareció mala idea comprar Netflix por 50 millones y hace escasamente un mes, a Bob Chapek le largaron de Disney por -entre otras cosas- publicar en Disney+ la película Viuda Negra sin el permiso de su protagonista, Scarlett Johansson, quien recibió una indemnización de cientos de millones.

 

Así, hasta más de 30 CEOs de grandes empresas han sido apartados de su silla imperial por haber metido la pata, por una arrogancia desmesurada, por una sangrante falta de carisma o por todo ello a la vez. En resumen, si cualquier CEO sufre de una psicopatía general (por eso son CEOs), las juntas directivas en la sombra son asesinos en serie. Y cuando escuchas cómo afilan los cuchillos alrededor de la mesa, la única manera de salvarte es saltar por la primera ventana que te encuentres.

 

 

A Mark Zuckerberg, (Nueva York, 14 de mayo de 1984), las cosas no le habían estado saliendo muy bien desde hace años. Son muy conocidos sus periplos continuos por el congreso de los EE.UU., sus multas por pasarse por el forro las leyes de competencia de la mitad de las naciones del mundo, por trapichear con los datos de sus usuarios en mercados algo oscuros y la guinda: por interferir en procesos democráticos de varios países soberanos mediante ese estercolero ético llamado Cambridge Analytica. Aún con todo -y quizás como la cortina de humo más densa que el mundo empresarial haya visto jamás-, Mark decidió que mucho del dinero de esa junta directiva se iría por el sumidero de algo que llamó "Metaverso", cambio de nombre de Facebook a Meta incluido.

 

Hay errores que puedes corregir sobre la marcha, otros que puedes meter debajo de la alfombra de tu despacho, pero que las acciones de tu empresa de desplomen un 65% en un año y ni siquiera entres en las 5 corporaciones más importantes de la tecnología, eso es algo tan grande que no hay retrete que se lo trague. Mutar el nombre de una de las empresas más conocidas del planeta (Facebook) por una declaración de intenciones (Meta), denota también tanta inocencia como osadía. Más si entrelazas tu destino a todo ese puré amorfo como es el mundo cripto-bro, las tomaduras de pelo en formato NFT, el Web3 versión "no preguntes, estamos aún en ello" y una tonelada de universos digitales vaporosos. Todo en un quinquenio a la mayor gloría de las películas de Roland Emmerich con pandemias, guerras fratricidas y cambios climáticos.

 

 

El "Metaverso" ha sido, quizás, la enésima temeridad de un tipo que "bien, bien" no parece que le caiga a nadie entre el público en general. Y es que si quieres ser el mesías que va a salvar el mundo elevándolo a través del transhumanismo digital, lo primero que tienes que hacer es labrarte un aura de gurú del tamaño del edifico Chrysler. Steve Jobs lo sabía antes de nacer. Bill Gates lo tuvo que aprender. Mark Zuckerberg, por desgracia para él, para los accionistas y para los usuarios, ni lo uno ni lo otro.

 

¿Está el Metaverso en peligro ahora que Zuckerberg tiene un billete al ostracismo virtual y Meta vuelve a llamarse Facebook? Esa es la pregunta que muchos analistas económicos se hacen. Claro que para que algo desaparezca, tenía que haber existido antes. Para muchos tecnólogos, el Metaverso de Meta solamente ha supuesto un ruido ensordecedor que sube en decibelios cuanto menos técnicas son las reuniones. Que Carmack (CTO advisor) haya abandonado el barco en plena travesía es el último verso de la poesía "Astronautas de la arquitectura" que hace un año dedicaba a esa gente poco agraciada técnicamente que solo disfruta (y se auto-justifica) hablando de lo abstracto. Cuando Zuckerberg gritó "Metaverso", millones de CEOs del mundo alzaron sus manos al grito de "viva lo abstracto". Luego miles de CTOs (los que de verdad saben lo que se puede hacer) se pellizcaron esas mismas manos por si estaban viviendo una pesadilla.

 

 

Lo que está claro es que el mundo de las finanzas se rige por el ciclo "si pongo algo de pasta, entonces recibo más pasta". Si ese principio moral se rompe, también lo harán los sueños húmedos de cualquier CEO. Zuckerberg tenía que haberlo sabido. Un par avatares y tres salas donde jugar al pilla-pilla por valor de billones de dólares no han valido para salvarle de la pira virtual de los inversores. Tener más visores que juegos tampoco le han salvado de las antorchas del público. Pagar casi mil millones porque le cazaran haciendo trampas con las democracias del planeta, tampoco es que le hayan dado ese punto macarra que sí que tienen Elon Musk y su compañero Donald Trump. Como bromeara este último durante la campaña por la que fue elegido presidente de los EE.UU.: "si me hicieran una foto disparando a una niña pequeña, me seguirían votando igual". Es lo que tiene el magnetismo natural.

 

Queda por ver qué va a hacer Facebook con Meta y con los rescoldos de aquello que un día fue Oculus y que hoy solo lo recuerdan quienes tienen que bucear por los foros de Oculus Developer en la búsqueda de una respuesta técnica normalmente inexistente. Dicen que hay una nave allá por el segundo subsuelo de las oficinas centrales de Menlo Park, cerca de las calderas, donde Michael Abrash reina a sus anchas igual que lo hacía Walter E. Kurtz en Camboya, con miles de becarios e ingenieros bailando alrededor de la hoguera cibernética. Seguramente nadie le haya avisado -y nadie le avisará- y dentro de una década, cuando Abrash y sus acólitos salgan con el visor definitivo entre sus manos, descubra que Facebook diversificó sus negocios y se convirtió en una empresa de exportación de plátanos y patatas

 

 

También dicen que Elon Musk podría llegar de CEO porque lo que el Metaverso necesita es mucho menos ego, menos bandazos, más libertad de expresión y sobre todo, una conexión neuralink que conecte el cerebro de los usuarios con el de los cerdos y la suma de ambos sean quienes conduzcan los cohetes de SpaceX. Claro que si la junta decide poner al frente a Chat.GPT4 nadie notaría la diferencia.

 

En definitiva, Meta quedará en nuestros recuerdos como Robert Emmet Odlum, el primer héroe que contra toda opinión de la época saltó al agua desde el puente de Brooklyn un 19 de mayo de 1885. 35 metros después, ya en el hospital y con hemorragias internas fruto del choque contra el agua en un ángulo fatal, Odlum preguntó "¿Ya se ha acabado todo?… ¿hice un buen salto?". Robert Emet murió un segundo después. Ojalá el salto al vacío que hizo Meta hace un año nos sirva de lección y no terminemos todos preguntándonos "¿ya se terminó todo?… ¿hice un buen metaverso?"

 

 

Y si has llegado hasta aquí y no sabes qué día es, te aconsejamos que entres en la tienda de Facebook porque acaban de poner a la venta "Meta Quest 3" en un pack que incluye "Grand Theft Auto 6 + BioShock VR + Fornite VR" por 250€, conexión 5G anual ilimitada incluida y dos Display Port, uno por delante, otro por detrás. 

 

¡Larga vida al Metaverso!