Diario de un viaje. Gamescom 2017. Dia 00.

22 AGO 2017  2:50

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Diario de un viaje. Gamescom 2017. Dia 00.

Cada día en Colonia está lleno de anécdotas. Si quieres saber cómo es la dura vida de un reportero de videojuegos en la mayor feria de Europa, aquí tienes nuestro diario de a bordo.

Aterrizamos en Köln

Que te cambien la puerta de embarque sin avisar es un problema. Que te des cuenta a cinco minutos de que cierren el vuelo y tu nueva puerta se encuentre a más 10 minutos de distancia, es todo un desafío. Harold corría despavorido por los pasillos de la T1 del aeropuerto de Madrid mientras yo, el compi de el diario El País y un colega relaciones públicas de una firma de videojuegos, tratábamos de darle caza a varios metros de distancia. ‘Venga, que vamos a perder el avión’ gritaba desde el más allá. Pero Agosto en Madrid es como el sol en el planeta de Pitch Black: del calor todo huele a ceniza. Si dos zancadas seguidas equivalen a peder una tonelada de sudor, emular los 1500 metros lisos cargando con las maletas, las cámaras y los portátiles lo convierte en un castigo divino. Por eso la cara de la azafata alemana cuando nos vio llegar empapados y jadeando, lo decía todo sin abrir la boca. ‘Estos españoles’ parecía sugerir. 

 

Y así despegamos de Madrid y tres horas más tarde aterrizábamos en Colonia, Alemania, hogar -dulce hogar- del GamesCom. A nuestro lado el tipo grande que había dejado su libro en el suelo para dormir, cuando se despertó al tomar tierra, descubrió que el libro se había escurrido entre sus pies hasta a saber a qué fila más atrás. El hombre nos miró, nosotros movimos los hombros, y luego las luces se apagaron porque el piloto avisaba de que Colonia ya estaba bajo nuestras cabezas. Desde las alturas nocturnas cualquier ciudad moderna parece la misma: pequeñas islas de luz entre un mar negro infinito. Colonia, Köln para los que viven allí, no nos pareció distinta. Seguro que para Keith Jarret tampoco lo fue el día que grabó en esta ciudad una de las improvisaciones de Jazz más bonitas de la historia.

 

 

Después del taxi, de un kebab turco en un 24 horas, a las dos de la madrugada hicimos parada y fonda en el hotel de una habitación, de una cama y una recepcionista que sabía español. Harold y yo notamos el cansancio como si hubiéramos llevado el avión sobre nuestras espaldas, pero sabíamos que ni la carrera ni el sueño ni el asiento de veinte centímetros y medio de RyanAir nos habían quitado la ilusión de saber que mañana Martes empezaba lo bueno.

 

Bienvenidos, comunidad de ROV, a un nuevo Gamescom cargado de noticias -y anécdotas- virtuales. Veremos qué nos depara el primer día.