Meta Quest: mucho ruido y pocas bellotas

1 AGO 2022  15:00

ray_manta

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Meta Quest: mucho ruido y pocas bellotas

Si PlayStation VR es una plataforma ya amortizada (y amortajada) y PC VR está en coma (aunque su encefalograma no es plano), no corráis a lanzaros a los brazos de Quest por sus cantos de sirena. A lo mejor para vivir experiencias estimulantes que superen la aburrida realidad del día a día, sí hay que acudir a Meta, pero a la de inhalar, en minúsculas. Pongamos un poco de humor, porque la puntilla a esta trilogía de artículos sobre el panorama de las actuales plataformas VR va directa a la médula espinal de ese visor de juguete de plástico blanco.

Ruido blanco

Si hay una plataforma sobre la que se hagan vídeos, noticias y debates es la de Meta Quest. El segundo modelo de visor es un éxito de ventas, o eso parece, ya que no hay cifras oficiales. Es el sistema preferido por los desarrolladores, con un montón de lanzamientos todas las semanas en su tienda oficial o en App Lab y SideQuest.

 

Está claro que Quest 2 es un visor muy vivo y en plena forma, o al menos eso parece al estar de permanente actualidad (últimamente con no muy buenas noticias). Si algún novato quiere entrar hoy en día al mundo de la realidad virtual, la recomendación más obvia es indicarle que se compre este visor, con una relación calidad/precio indiscutible como dispositivo. Lo único que parecía echar para atrás a mucha gente es la obligatoriedad de asociarlo a una cuenta de Facebook, algo que está a punto de desaparecer.

 

 

Por tanto, Meta Quest 2 es el edén de la VR, un lugar donde siempre brilla el sol, la puerta de entrada al metaverso de la felicidad virtual. Una consola de videojuegos portátil, un visor de contenidos XR y películas 3D, un dispositivo versátil que se puede usar sin cables, sin mandos, para jugar, trabajar, socializar. Un visor inalámbrico de realidad virtual con posibilidades de añadir realidad aumentada o mixta, y que además, se puede conectar a un ordenador para convertirse en un auténtico visor de PC Master Race, la única verdadera realidad virtual de calidad para algunos.

 

Sin embargo, no son pocas las voces que se alzan sobre el ruido mediático para advertir de que la plataforma Meta Quest ni es tan brillante ni está tan viva, críticas que no siempre vienen de personas anti-Facebook. Hay nubarrones en el horizonte, problemas en el paraíso señalados en más de una ocasión por desarrolladores, usuarios y personalidades como John Carmack, poco sospechoso de querer hundir los planes de su jefe Mark Zuckerberg, a no ser que sea un infiltrado de los de Among Us.

 

50 Sombras de Meta

Quest y Quest 2 supusieron un gran paso para la popularización de la realidad virtual, visores a unos precios asequibles y que nos libraban de los cables y de las estaciones base. Tecnológicamente, quizá no inventaron nada, pero consiguieron ese difícil equilibro entre óptica, electrónica y ergonomía, lógicamente no sin concesiones. Fabricar un visor con más resolución, más FOV, más cómodo de poner en la cabeza y mejor en todo parece fácil, y alternativas hay (Pico Neo, Vive Focus). Quizá técnicamente en lo único que es imbatible Quest es en el poco consumo de las pilas de los mandos Touch.

 

Sin embargo, todos sabemos que se queda corto, que es un dispositivo con el que se pueden hacer muchas cosas, como por ejemplo lo visto en Red Matter y lo que veremos en su continuación, pero todas muy mejorables. El Snapdragon XR2, su corazón o su cerebro, aunque sea capaz de más, es uno de sus límites. Otros sería la duración de la batería, las cámaras en blanco y negro, las lentes fresnel, su factor de forma, etc...

 

Tenemos que aceptar que Quest 2 es un poco más que un móvil en una caja de plástico con dos pantallas para el efecto 3D, algunos sensores y ya, que no es poco y, además, es probablemente el mejor dispositivo de su clase, el más equilibrado. Por muchos milagros de software que nos vendan (App SpaceWarp) o por muchas herramientas de productividad que nos quieran ofrecer, es un dispositivo que puede servir para jugar, socializar, para formación, hacer ejercicio, diseño, creación artística o en el ámbito de la salud, para un millón de cosas, pero de forma muy limitada en muchas de ellas. Probad a redactar un email largo con uno de los pocos teclados inalámbricos compatibles a través del Passthrough, por ejemplo, una experiencia insufrible ahora, que mejorará con Cambria/Quest Pro, pero que no hará que el visor sustituya a un móvil, tablet o portátil.

 

Meta hace mucho ruido cada mes, o cada semana, con las "nuevas funcionalidades" de su visor, aunque las últimas versiones de software empiezan a ser más molestas que útiles. Air Link sí supuso una revolución que sin duda usaremos muchos de nosotros, alguna utilidad sí tiene el seguimiento de manos o el Passthrough. Sin embargo, hay muchas supuestas opciones o mejoras que no usamos casi nunca. El primer modelo de Quest se lanzó como un visor 1.0, Quest 2 está en permanente fase de acceso anticipado, y algunos usuarios han perdido la paciencia.

 

La tienda de juegos y aplicaciones

Herramientas varias de diseño o reuniones virtuales hay muchas, probablemente más que público que las use. La excepción serían las aplicaciones de fitness, al parecer exitosas, porque debe haber por el mundo mucha gente que no suda al hacer ejercicio. Será por el espíritu sufrido de los buenos deportistas, porque ponerse a dar patadas, puñetazos y saltos con un visor de medio kilo en la cabeza (503 gramos) para quemar calorías no parece lo más saludable, sobre todo para la integridad del propio aparato.

 

En cuanto a juegos, SideQuest es una selva más o menos ordenada, y App Lab una jungla, donde el rey de los monos es Gorilla Tag. En la tienda oficial todo está bien colocadito, como en el escaparate de una joyería, pero no es oro todo lo que reluce y algunos diamantes tienes menos quilates de lo que aparentan.

 

Los estrenos son constantes y muy medidos, un par de juegos todas las semanas, todos los jueves a las 19 h CET, con alguna excepción. Se suelen destacar en sus redes sociales, en el blog de Oculus (se sigue llamando así, sí), e incluso elaboran un resumen semanal con los principales estrenos y actualizaciones. Es muy fácil saber qué novedades llegan a Quest. Esta técnica tiene sus ventajas frente a Steam, donde los títulos llegan sin filtro, a cualquier hora, cualquier día de la semana. Es parecida a la de PlayStation VR, al menos en sus buenos tiempos.

 

Al margen de si el contenido es bueno, regular o insuficiente, la propia tienda de Meta es muy limitada en opciones si la comparamos con la de otras plataformas de videojuegos. La aplicación para móviles es muy limitada, pero incluso la página web lo es, con pocos filtros de búsqueda y nada parecido a logros, trofeos ni nada que invite a formar parte de su comunidad. 

 

La interfaz de usuario de Quest

Otro de los puntos a mejorar de esta plataforma lo encontramos en cuanto nos ponemos el visor. No es que tarde una eternidad en arrancar, pero con cada actualización a mejor no va. Las versiones de software llegan a su ritmo, incompletas, con añadidos que no se anuncian y otros que sí, pero tardan en aparecer semanas, o directamente nunca dan señales de vida.

 

¿Traen mejoras? Sí, pero también problemas. Descolocan al usuario, que a veces se vuelve loco navegando por el menú de opciones. No hay manera de que la pantalla de inicio sea la que uno quiere, por ejemplo, empezar a jugar al último título al que echamos una partida. 

 

La interfaz de Quest es feucha, y sobre todo, muy poco VR, basada en recuadros negros flotantes. Y si nos conectamos a PC por Link, el tema no mejora. No es muy intuitivo llegar a la sala de inicio de Oculus Rift, habrá quien ni la conozca, pero si lo hacemos, la home de Quest, que de social sigue teniendo poco, palidece en comparación.

 

Y si como jugador la interfaz y opciones de Quest son poco amigables, preguntad a los creadores de contenido lo limitado que es retransmitir una partida, grabar un vídeo, hacer una foto: imágenes en formato cuadrado y poca resolución que hasta hace bien poco nos obligaban a usar Sidequest, OBS Studio y otras soluciones para ofrecer algo mínimamente presentable. Hace un mes llegaron algunas mejoras a través del Oculus Developer Hub, pero sigue siendo un proceso complicado.

 

El mundo es ancho y ajeno

Conocido es que Sony mima a PlayStation en Japón, y Microsoft a Xbox en Estados Unidos. Sin embargo, su mercado es planetario y tienes oficinas, sucursales y redes sociales en las regiones e idiomas más importantes. Por el contrario, Meta parece pensar que más allá del Pacífico o el Atlántico hay dragones marinos o piratas, y caimanes al sur en el río Bravo, porque la mayoría de comunicaciones, promociones e incluso algunas aplicaciones quedan restringidas a Estados Unidos y Canadá.

 

Aquí nos perdimos a Questy y su fiesta de regalos, no podemos suscribirnos a Supernatural y la expansión mundial que se iba a producir este verano de Horizon Worlds se ha limitado a Gran Bretaña, porque para el resto fue un visto y no visto. También nos ignoran con muchos espectáculos de Venues, nos dejan con la miel en los labios ofreciéndonos películas que desaparecen o implementan la opción de poder probar juegos gratis antes de comprarlos a unos pocos elegidos. 

 

Llámame por tu nombre

Todas las plataformas tienen claroscuros, pero al menos tienen claro el nombre con el que las bautizaron. Aquí no, un visor se llama Oculus Quest, el siguiente Meta Quest 2 y el próximo los tribunales decidirán, porque el nombre de Meta, pese a las bromas a las que se presta, estaba más pillado que la jefa de animadoras para el baile de fin de curso.

 

El lío entre aplicaciones, blogs o redes sociales que se llaman Oculus o Meta y que aún tienen trazas de cacahuete, o sea, de Facebook, es digno de ser estudiado en las más prestigiosas escuelas de marketing. Tener un nombre molón y cambiar a uno más feo y confuso en busca del metaverso perdido fue algo difícil de entender.

 

Con las cuentas para poder usar un visor Quest, otro lío. Primero Oculus, luego obligo al usuario a tener un perfil de Facebook, ahora lo quito y me invento unas cuentas Meta. La mente pensante de todo esto debe ser un genio incomprendido, y el equipo que tiene alrededor unos cobardes temerosos de perder su puesto si no le dicen amén a cada una de sus chifladuras. 

Quest is ready: sentencia final

De este follón de marcas viene el nombre de este artículo, que espero que os toméis con un poco de humor, porque me bailan los nombres y ya no sé si el refrán era mucho ruido y pocas nueces, avellanas, anacardos o bellotas. Lo del baile de precios, espumas que provocan erupciones en la piel, roturas de diademas élite, no decir ni pío de la cancelación de Splinter Cell VR, bibliotecas de juegos que desaparecen y otras menundencias, el afán de protagonismo de Andrew Bosworth y sus AMAs o el dejar que uno de los seres con menor magnetismo ante las cámaras, Mark Zuckerberg, quiera ser el nuevo Steve Jobs, ya si eso para septiembre.