Metaversísmos y zapatillas NFTs

2 NOV 2021  20:44

knob2001

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Metaversísmos y zapatillas NFTs

Según escampa la resaca de la Connect y la intoxicación por metahumo va remitiendo, es el momento de parar máquinas y respirar aire fresco no vaya a ser que en una de estas, nos creamos nuestras propias mentiras.

Esto no es lo que será, así que tranquilos.

Según escampa la resaca de la Connect y la intoxicación por metahumo va remitiendo, es el momento de parar máquinas y respirar aire fresco no vaya a ser que en una de estas, nos creamos nuestras propias mentiras. Hasta ahora -no se vosotros- he tenido la sensación de que a mi alrededor hay un griterío atropellado donde los conceptos se agolpan a las puertas del llamado Metaverso (Meta para los amigos) mezclando, sin ton ni son, blockchains con NFTs, interacciones sociales revolucionadas con logins compartidos y permanentes, lugares que no son ni Unreal ni Unity (pero que con algo habrá que hacerlos aunque nunca se diga con qué) y donde todos los medios más generalistas saltan a la palestra porque es lo que toca hoy, ahora y en este minuto, cuando mañana será la inteligencia artificial, los robots aspiradora o bombardear un volcán. Cientos de invitados variopintos, expertos en lo "nuestro" cuando ni siquiera lo son de lo "suyo", vociferan sus diatribas a lo Nostradamus sin haberse puesto un visor en su vida porque pasado serán expertos en otra cosa. El espectáculo manda y mandará. Y el Metaverso, de momento, es solo un gran espectáculo.

 

Durante tres días, las opiniones que ha generado el cambio de nombre de Facebook han cubierto todo el espectro posible. Dependiendo de tu edad, de tu clase social, de tu experiencia en realidad virtual o del grado de empatía que tengas con la marca Facebook, así irá tu opinión sobre este Metaverso en particular. Yo, con mi edad (45), mi clase social (media baja), mi experiencia en XR (creo que la suficiente) y mi empatía con Facebook (nula), tengo la mía personal. Si las clasificáramos todas, es evidente que la mayoría de las reacciones se situarían en los dos polos opuestos. En esta sociedad binaria (tutelada por los medios) que hemos decidido tener, o estás conmigo o estás contra mí, y muy poca gente querría estar al mismo lado que una compañía con escándalos tan gravísimos como los de Facebook. Así, en ese odio visceral hacia el universo Zuckerbergiano, una facción cada vez más nutrida se está dedicando a tumbar cualquier tipo de iniciativa que nazca del seno de esta compañía en particular. 

 

El Metaverso, igual que el blockchain, las cripto y los NFTs -y mientras no evolucionen de verdad-, serán durante mucho tiempo una zona muy blanca, muy hetero y muy de clase alta. Eso es un hecho por mucho que nos vendan lo contrario a base de avatares de colores diferentes. La tecnología del futuro -Aldus Huxley y Steve Jobs coincidieron- solo será accesible para quien se pueda permitir un futuro y muchos individuos de esta sociedad, por desgracia, ni siquiera tienen capacidad de permitirse el presente. Pensar en el gran Universo Metarversiano donde Todos viviremos en Paz y Armonía por los siglos de los siglos es de una falacia tal, que si viniera de un niño de 10 años resultaría una utopía enternecedora, pero que viniendo de un tipo con las mismas herramientas sociales que un meta-avatar prefabricado sin miramientos en modificar a su gusto la geopolítica a nivel planetario, queda espeluznantemente grosero y ciertamente peligroso. Por eso, cada vez que un señor muy blanco, muy hetero y con mucha pasta dice que el futuro es este u otro Metaverso, sinceramente, a mí se me encienden todas las alarmas éticas habidas y por haber.

 

Porque el Metaverso, si llega como la extensión del internet actual que dicen, será lo que es internet hoy en día: un lugar repleto de páginas hechas por y para el SEO (vil negocio vacío), clickbaits solapados con los scams más burdos, información redundante hasta la saciedad (pocos lugares del Metaverso serán realmente útiles), y estéticamente muy feo, poco estilizado y poco optimizado. Solo hay que entrar en VRChat, Roblox, Sansar y demás, para comprobar lo limitado y egocéntrico de los imberbes mundos virtuales que da esta primera -y novata- generación. Si hacer una buena página web requiere de unos conocimientos de diseño, programación y sobre todo, tener cierto gusto y criterio, imagina ser el creador de tu mundo virtual. Solo hace falta darse una vuelta por este internet para ver la cantidad de basura digital que se crea y que no se destruye. Internet, o el Metaverso, como el estercolero intelectual. Como decía un amigo: YouTube y Twitch nos dio libertad a todos, pero la libertad de ser todos una panda de mediocres. Y Wordpress. Y Dreamweaver. Y Flash. No por disponer de las herramientas, estas harán por ti todo el trabajo. Tienes que tener paciencia, trabajar duro, estudiar mucho y luego, para bien o para mal, tener duende. Vamos, como en la vida misma.

 

Por tanto, ese Metaverso tan estupendo donde se practica esgrima aumentado en el jardín de un chalet uni-familiar situado en una urbanización muy blanca, muy hetera y de muy alta cuna, no será nuestro mundo de nunca jamás. Cuando llegue el Verso de verdad, el que haremos todos al trán-trán, tosco, raro y repleto de errores, será millones de veces un Metaverso más interesante del que nos proponga ninguna empresa. Porque el Metaverso será libre o no será. Como Internet fue libre o nunca lo fue. Y esta vez lo será con mucha más enjundia, suciedad humana y más realidad que el que nos están vendiendo. Gibson en el Cyberpunk consiguió decir esto mismo pero en formato novela: somos una panda de cerd@s, de vag@s, de delincuentes en potencia que mataríamos a un avatar sin remilgos por quedarnos con sus Zapatillas-Nike-NFT en cualquier callejón oscuro del Metaverso. Eso sí, si tienes Bitcoins, ZuckyCoins o VisorCoins, entonces lo serás pero con estilo y entre tus paredes blancas. Si no, lo harás en un cuarto estándar con muebles estándar y ropa estándar (¿te suena Ikea?, ¿te suena Mercadona?, ¿te suena Primark?... ¿o sigues creyendo que el Metaverso será más justo contigo que el mundo real?). Y aunque de vez en cuando visites la Wikipedia Metaversiana, el foro de Real o Virtual (o cómo nos llamemos por entonces), sabes perfectamente que pasarás mucho más tiempo en universos pegando tiros, practicando pseudo-sexo, escuchando música en cyber-antros horrorosos y quitándote de en medio timadores y vendedores de biblias virtuales en cada esquina virtual.

 

Si Meta, según los griegos, viene de "algo que va más allá", ¿cuánto de Meta necesitamos en nuestro día a día? ¿Es este interface digital (internet) ya el Meta del interface manual o necesitamos echar más Meta aún a todo? ¿Cuánto hay de pragmatismo y cuánto hay de sobre-gamificar nuestra existencia al pensar que todo tiene que pasar a través de un nuevo Meta-Filtro? Hace décadas que no tenemos que abrir una enciclopedia de mil volúmenes y millones de páginas de papel para buscar un dato concreto. El Meta-Interface que es Internet ya nos ofrece una página web en casi veinte milisegundos. Que sí, que molará mucho eso de quedar a hacer los deberes en el Metaverso con tu colega en un atrio de piedra con una estatua de Hipatia de veinte metros, pero a lo mejor, práctico, lo que se dice práctico, no lo es cuando en la realidad solo se trata de abrir una página web, pillar un boli, y a estudiar con tu colega en una llamada de zoom. Solo el Metaverso será Metaverso cuando el "valor añadido" (odio esa frase) justifique el propio Metaverso. Cuando estudiar geografía o historia lo hagas viajando virtualmente allí. Cuando el "haz más y hazlo mejor", sea el leitmotiv de todo este mejunje de protocolos, estándares y cripto-jerga que nos vamos a comer.

 

Sin embargo, creo que Zuckerberg sí que ha hecho una cosa bien: con tan solo cuatro letras -META- y una conferencia de dibujos animados (Connect), ha puesto orden en el puñetero desastre que era la (X)R. Porque estamos hasta los pelos de nuestro avatar del continuo de la realidad y de las explicaciones sobre los distintos grados de la realidad (que si mezcladas, que si batidas, que aumentadas, que si leches). De pronto, en cuestión de media hora, todas esas cosas de gafas, visores, tecnologías, realidades alternativas, caben en solo término a lo cajón de sastre virtual. Y encima viene con videos para niños hechos a propósito. Tengo la impresión de que de pronto, hablar de VR, XR o AR se ha vuelto cosa de otra época, que nos hemos quedado obsoletos. Si no es Meta, no es de ahora, sino de cuando no sabíamos cómo llamar a las cosas o había que explicarlas.

 

Y así, rovianos, la Meta Realidad -el concepto mainstream, que no es moco de pavo- parece que ha llegado. El metaversísmo lo va a inundar todo durante un tiempo que puede llevar desde ahora hasta que se les acabe el dinero, la paciencia, que vean que no es negocio, que Apple se los zumbe a todos mañana, que a Zuckerberg le pidan amablemente que se dedique a hacer surf sosteniendo banderas de la América libertaria o que sencillamente, se aburran y cierren el chiringuito. Hasta que cualquiera de estas cosas ocurra (si no todas a la vez), vamos a vernos empapados por los MetaVersículos que escriba el tecnólogo dueño de cualquier gran imperio. Y creo, sinceramente, que igual que pasó con el teléfono móvil, internet o las placas de inducción, no va a ser cuestión de si entras al trapo o no, sino de cuánto vas a resistir sin hacerlo. Porque una de las pocas cosas que sí que hemos aprendido durante esta edad moderna es que si las empresas se ponen de acuerdo, tu libre albedrío valdrá lo mismo que el crypto de las pegatinas del MetaVerso que le pegarás en la gorra a tu avatar. Ojalá nos equivoquemos.