Breve reflexión sobre el futuro de la realidad virtual

26 MAR 2014  17:02

Redacción

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Hoy me acuerdo de algo que ocurrió hace algunos años, cuando los juegos renderizaban los escenarios a base de CPU. Recuerdo la llegada de 3Dfx y la aparición de la aceleradora gráfica Voodoo, que llegó junto con su API de programación Glide. Y todo fue maravilloso. Aparecieron los primeros juegos, recuerdo probar con la boca abierta mis dos primeras experiencias aceleradas por hardware: Quake y Tomb Raider. Por aquel entonces yo era joven e ingenuo, y pensaba que 3Dfx era una especie de dios, y jamás se me pasaba por la cabeza un mundo sin 3Dfx.

Ellos abrieron las puertas a un nuevo mercado, pero también abrieron nuestros ojos a una nueva forma de jugar. Nada volvió a ser igual, los juegos dieron un inmenso salto de calidad a nivel gráfico. La industria se volcó con 3Dfx, los desarrolladores lo apoyaron y llegó un punto en que todos los juegos utilizaban aceleración 3D. 3Dfx creció y lanzó varias revisiones de su aceleradora: Voodoo 2, Voodoo Banshee, Voodoo 3... y también llegó la competencia. Las Riva TNT de nVidia o las Rage de ATI lucharon por abrirse camino en un mundo dominado por 3Dfx.

 

Logo de 3Dfx

 

En un momento dado, 3Dfx decidió fabricar y vender sus propias tarjetas, en lugar de proporcionar sus chips a otros fabricantes, como venía haciendo desde la llegada de la Voodoo original. Y en 2002 llegó la bancarrota de 3Dfx, cuyos restos fueron adquiridos por nVidia. Cayó todo un mito y todos pensamos que había llegado el fin de la aceleración 3D... ¿pero sabéis lo que ocurrió? Exacto: absolutamente nada. La tecnología de aceleración 3D ya había nacido y siguió avanzando. La industria entera ya había adoptado la aceleración 3D y todo cambió. Desde entonces, los juegos no volvieron a ser los mismos, y 3Dfx pasó a la historia como el padre de esta tecnología. A muchos nos dolió su desaparición, pero no pasó nada y la revolución siguió adelante.

 

Voodoo 5 6000 de 3Dfx

 

Podríamos establecer una analogía con lo que está ocurriendo en las últimas horas. Aunque está claro que Oculus está muy lejos de desaparecer a día de hoy, especialmente gracias a los millones de Zuckerberg, la reacción ante la adquisición de Oculus VR por parte de Facebook ha desencadenado una tormenta de rechazo y odio a nivel mundial. Pero más allá de que nos parezca bien o nos parezca mal, que nos guste más o nos guste menos, una cosa está clara: Oculus VR ha abierto los ojos al mundo demostrando que se puede crear realidad virtual de gran calidad a un precio razonable.

 

Pero eso no significa que Oculus vaya a estar aquí para siempre. La realidad virtual es algo mucho más grande, y está por encima de marcas y empresas. Unos se irán, otros se quedarán y llegarán nuevos jugadores. La revolución ya está en marcha, nuestra forma de jugar e interactuar van a sufrir una sacudida desde sus cimientos, y tendremos, por fin, una realidad virtual de gran calidad. Tal vez dentro de 5 años Facebook se deshaga de Oculus y ésta desaparezca. Tal vez Valve fabrique un dispositivo. Tal vez Sony se lleve todo el mercado y su visor sea compatible con PC y PS4. Tal vez Microsoft o Nintendo sorprendan al mundo con un HMD revolucionario. Y tal vez lleguen otros fabricantes impensables a día de hoy. No hay forma de saberlo, pero lo que sí sabemos es que el mundo entero ya habla de realidad virtual. Y eso no va a cambiar, pase lo que pase con Oculus, con Facebook o con quien sea.