La prudencia es una virtud

20 JUN 2017  20:39

Aitor Pilán

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Hace unos días, en plena euforia por la WWDC de este año, Apple presentaba lo que parece ser la masificación de la realidad aumentada. “La mayor plataforma de realidad aumentada del mundo”, afirman sin rubor, y también con parte de razón.

La prudencia es una virtud

Ellos te dan la posibilidad de usar sus terminales para que tú construyas algo. El principio básico de Apple: diseña, programa, construye y véndelo en mi tienda. Nada que decir al respecto, es evidente que es una mina de oro.

 

Sin embargo, surgen algunas dudas sobre el uso. Del mismo modo que hay millones de apps que no sirven para nada, que no tienen uso y que sólo son tonterías como apretar un botón y que suene un sonido determinado, a buen seguro vamos a vivir un proceso paralelo al vivido con la realidad virtual: la democratización nos lleva, de un modo inexorable, a la vulgarización.

 

Ojo, que no es malo. Pero hay que tener cuidado con el maremoto de aplicaciones en RA que se nos viene encima. ¿Es bueno que haya sobresaturación del mercado y que las grandes como Facebook o Apple ayuden al ecosistema preparando sus kit de desarrollo? Sí. De manera casi genuflexionada tenemos que bendecir las decisiones de los gigantes. Su inclusión decidida nos ayuda, nos arropa, nos facilita la implantación de la tecnología.

 

En la curva de hype de Gartner del año pasado, la realidad aumentada estaba en la parte más cercana a la estabilización y posterior crecimiento propio, dependiendo de la capacidad de la tecnología para permanecer en el tiempo y en las retinas como algo fundamental.

 

Estamos en ese momento. Gartner, de nuevo, volvió a acertar. Y estar justo en ese momento es algo fundamental para asentar las bases de algo que puede darnos de comer a muchos. Porque, y disculpad mi curiosidad, ¿el objetivo de una empresa es ganar dinero, no?

 

Pregunto esto porque, y vuelvo al título de esta columna, la prudencia es una virtud. Agradezcamos a los gigantes tecnológicos que, por una razón u otra, hayan decidido hacer de la Realidad Aumentada su guerra de este año. Gracias.

 

Sin ir más lejos, hace unos días el transatlántico sueco Ikea confirmaba que estaban ya preparando una aplicación comercial en RA con el ARKit de Apple. Normal. Apple pone las herramientas y los demás las aprovechamos. Y ahí está el verdadero meollo. ¿Qué hacer con las herramientas y la masificación de la tecnología?

 

Pensemos antes de dar el siguiente paso. Para las empresas que usan la tecnología para el B2B, o las que pretenden captar usuarios con filtros vacíos, contar con arietes como Facebook y Apple allana el camino, y mucho. Pero es conveniente, en este momento de desarrollo de la propia tecnología, no ir corriendo como pollos sin cabeza detrás del ariete. Las guerras se ganan con estrategia y táctica, y el premio por ganar esta guerra empresarial es permanecer en el tiempo más allá del hype natural del nacimiento y adopción de una tecnología.

 

¿Nos lanzamos como locos a hacer aplicaciones primas hermanas, o nos paramos a pensar en qué hacer para permanecer?

 

Ese debate eterno que acompaña las tecnologías relacionadas con la inmersión es tan frustrante… Nos ha pasado con la realidad virtual, y si hacemos lo mismo nos pasará con la realidad aumentada.

 

Al fin y al cabo, hacer lo mismo y esperar resultados diferentes es de ser bastante necio.