El intenso calor de la realidad virtual

4 JUL 2016  8:50

knob2001

30

El intenso calor de la realidad virtual

Cuando el sol fusiona hidrógeno para convertirlo en helio, ocurren, al menos, dos cosas diferentes. La primera es que hace un calor del carajo y la segunda es que un fotón emprende el viaje de su vida hacia las lentes de nuestro visor. Y aviso: la historia no termina nada bien.

Que el último en salir baje la persiana

¿Qué diríais que son 4 millones de visores de RV vendidos en un año? 

  1. Un orgasmo para los usuarios.
  2. Una cifra aceptable para la industria.
  3. La peor de las peores pesadillas para un departamento de RMA.
  4. Las tres son verdad y además la tercera será siempre culpa mía. 

Cuando el sol fusiona hidrógeno para convertirlo en helio, ocurren, al menos, dos cosas diferentes. La primera es que hace un calor del carajo y la segunda es que un Fotón emprende el viaje de su vida hacia nuestro planeta. Durante ocho minutos este objeto, mitad partícula mitad onda, cruzará los 150 millones de kilómetros que la separan de la órbita terrestre, atravesará las capas que componen la atmósfera, caerá sobre nuestra ciudad, nuestro barrio, nuestro bloque y al final de su viaje una lente semi Fresnel corregirá su trayectoria para dirigirla, a ella y las millones que la siguen, hasta el centro mismo de la estupenda pantalla OLED que Oculus o HTC montaron en nuestros visores. Han bastado solo diez minutos desde que el fotón abandonara la superficie del sol para que la única aplicación que veas ahora en tus gafas de RV sea una simulación, clamorosamente real, de las brasas de una barbacoa. Y para ello no necesitarás ni encender el PC.

 

El que avisa no es traidor

El que avisa no es traidor y los manuales menos que nadie

 

Oculus y HTC VIVE lo saben todo acerca de nuestras gafas. Y no porque sean adivinos o porque nos espíen a través de las cámaras de tracking (¿seguirás tapando la webcam del portátil?), lo saben porque tienen abogados. Esta gente que en sus ratos libres redactan Biblias en formato EULA, son los mismos que luego llenan de condiciones, símbolos y contratos cada página de un manual que de otra manera tendría menos literatura que la portada trasera del Marca. Y entre la maraña de términos complicados a propósito y frases que ni los jueces se ponen de acuerdo en descifrar, nos encontramos con los términos de uso y las bases de la garantía. Tampoco hace falta ser muy avispado para intuir por qué estamos escribiendo este pequeño artículo: Si has dejado tus gafas expuestas a cualquier rayo lumínico y las pantallas han resultado dañadas, a reclamar al maestro armero... o lo que es lo mismo, ya te estás comprando otras porque ni Oculus ni HTC van a mover un dedo por ti. Ni existen repuestos para los OLED ni un servicio de reparación. Pero aunque la culpa en este caso sea solo nuestra, hay mucho más que decir.

 

Las pegatinas que no habías visto antes

Pues sí, resulta que las pegatinas que quitaste (y que seguramente no leíste) también te avisaron que algo malo podría ocurrir. 

 

SENTIDO COMÚN

Siempre que discuto el término garantía con alguien, acaba saliendo a colación el maravilloso y muchas veces sobrevalorado sentido común. Ese mismo que te aconseja parar después de tomar la cuarta cerveza, o el mismo que te susurra, una y otra vez, que dejes de comprarte cacharros en su primera versión porque “toda primera versión tiende a fallar más que la segunda”. Pero qué le vamos a hacer. Si todo el mundo hiciera caso a este sentido, seguramente este planeta sería un lugar muy aburrido donde vivir.

 

En mi caso particular el sentido común debería ser de doble sentido. Yo juro no meterme en la ducha con mis visores de Realidad Virtual si tú, Oculus o HTC, me dais las herramientas para prevenir cualquier posible daño que los alrededores de una civilización estándar puedan causarle a mis gafas cuando yo no esté presente. Y no hablo de una caja de cartón. Está bien poner pegatinas a diestro y siniestro alertando del posible peligro. También es correcto dejarlo por escrito en las instrucciones e incluso en un pantallazo al empezar la sesión. Como si me llama Palmer Luckey al teléfono cada vez que me pongo sus gafas para recordármelo. Todas estas cosas solo serían medidas preventivas. Cuando me monto en un coche, pese al manual, los símbolos y lo poco que añade mi arte al volante, si me la pego, no será un manual el que me salve la vida; serán los airbags, las barras antivuelco y todas las piezas que absorben el impacto... creo que te haces a la idea: está muy bien prevenir, ¿pero qué pasa cuando yo, un humano propenso al error, falle? Sinceramente, no me hubiera importado pagar 10€ más por dos malditos tapones de plástico que me ayudaran a calmar mi ansiedad si el día anterior, cansado después del trabajo, he dejado mis Oculus en la mesa y frente a la ventana sin acordarme de girarlos hacia la puerta. 

 

Así me he quedado por mirar donde no debía

No, no me he achicharrado los ojos por subir renderTargetMultiplier a 12, pero casi...

 

Y hablando de sentido común, ¿no lo comparte toda la raza humana o es que depende de dónde hayas nacido? Resulta que cada país tiene una legislación distinta a la hora de aceptar responsabilidades. Mientras que en los EE.UU las garantías del fabricante cumplen al año, aquí en Europa se extienden hasta dos. Quiere decir que las Vive, las Oculus o las PSVR deberán asegurar un funcionamiento de 1 año al otro lado del atlántico, pero sin embargo, ampliarlo a dos aquí. ¿Serán los mismos componentes? ¿Acaso la obsolescencia programada se puede asumir en términos de nacionalidad? La EU dice que el fabricante está obligado a disponer de las piezas necesarias para su arreglo y a un precio razonable. ¿Podría HTC, Oculus y PSVR saltarse a la torera la legislación de un estado? (Cuidado que de eso va el tratado de libre comercio TTIP EEUU-EU)

 

DE ABOGADOS VIRTUALES

 

Sea como fuere, 4 millones de unidades vendidas -entre Oculus, HTC y una estimación muy moderada de PSVR- van a poner en serios aprietos a los servicios técnicos de las tres marcas. No han pasado ni seis meses desde la comercialización del modelo de consumo y los foros ya echan humo con multitud de problemas distintos: desde el famoso tinte rojo que cubre las pantallas hasta sensores que no funcionan, audio que no se oye o gafas que se mueren sin avisar. Hasta el día de hoy los visores que han aceptado como defectuosos de fábrica son muchos menos de los que piden un RMA, cargando el problema a los usuarios. Los veteranos conocemos los modelos pasados y estamos acostumbrados a ciertos cuidados, sin embargo se acerca una avalancha de usuarios cuyo único contacto con la Realidad Virtual será saberse el guion de Matrix de memoria mientras matan al vecino en la versión de Battefield para PS4. Si hace unos años la gente denunciaba a TomTom por haberles hecho estrellar su coche contra un muro, o por intentar cruzar el atlántico por una carretera submarina e imaginaria, ¿qué locuras nos deparará el futuro? ¿Maridos denunciando a Oculus porque su mujer se la está pegando con un fulano en un video 360? ¿Juicios contra HTC porque ha convertido nuestra vida real en una considerable mierda comparada con la que nos ofrece la virtual? Supongo que los abogados, adelantándose a lo que se les vienen encima, andarán ya redactando el tomo 15 de la colección “Descargos de responsabilidad virtual”. Dime qué has hecho con tus visores y yo te diré en qué párrafo del manual te dije que no lo hicieras.

 

En mi caso, después de leer la cantidad de visores que han salido ardiendo, me he vuelto más paranoico que la madre de Los Otros veraneando en un camping de Benidorm. Por no mencionar que ahora también, y gracias a Oculus, tengo otra preocupación más cuando salga de casa. ¿Me habré dejado la plancha puesta? ¿le habré puesto agua al gato? ¿estarán mis visores virtuales como el chorizo frito? En fin, otro problema absurdo más que añadir a la lista de problemas del primer mundo. Así que ya sabéis, que el último en salir de la habitación baje siempre las persianas. No solo conseguirás que tus gafas duren muchos años sino que además la habitación quede de lo más fresquita cuando apriete el verano.

 

Mis lentes cuando salgo de casa

 

Foto de tus lentes cuando sales de casa y te dejas la persiana sin bajar.