La VR está exactamente donde se merece estar

13 JUN 2025  14:00

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La VR está exactamente donde se merece estar

Tecnologías y técnicas virtuales: el verdadero Matrix y lo imposible de escapar de ellas. 

El funcionario y su documento

Una leyenda corre los pasillos del funcionariado: durante más de veinte años, el trabajo de un tipo había consistido en validar un documento golpeándolo con dos sellos en dos zonas diferentes. El primer sello, sobre la firma del jefe de servicio, el segundo, un poco más arriba, sobre el nombre del departamento. Encerrado en un pequeño despacho del tercer piso, veinte años de doble golpeo habían retumbado por el pasillo para veinte años de decenas de documentos diarios. 

 

Pero un buen día, la técnica administrativa de documentación evolucionó. De la noche a la mañana no hizo falta el doble sello. La mecanización del documento había unificado el título y la firma y ahora, ese mismo corcho empapado de tinta, marcaría el documento de un solo golpe.

 

Un superior del departamento técnico en cuestión fue el encargado de explicarle al funcionario la buena noticia: «a partir de ahora, solo necesitarás golpear el documento una sola vez. Gastaremos menos tinta, gastaremos menos en arreglar los sellos rotos y lo más importante: con un solo golpe, el trabajo de validación de documentos será más rápido. Podrás validar el doble de documentos en el mismo tiempo. Serás más eficaz». El superior del departamento técnico-administrativo dio por concluida la reunión y le entregó los nuevos documentos unificados al funcionario. 

 

Un mes después, mientras buscaba la máquina de café del tercer piso, el técnico arrugó el ceño afinando el oído. «¿Estaba escuchando el golpear de dos sellos en vez de uno solo?» 

Intrigado, el superior del departamento técnico abrió la puerta del despacho del funcionario y se quedó sorprendido. Efectivamente, el tipo golpeaba el documento con el sello una sola vez para validarlo, pero acto seguido, golpeaba otro folio en blanco a su lado. 

 

Hablemos del verdadero Matrix que nos rodea, que en términos modernos denominaremos "Técnica" y que está presente allí donde miremos. Para empezar: el poder de la técnica es indiscutible. Entendiendo la técnica como la "forma más eficiente" de hacer una cosa, cualquier técnica que demuestre "mejorar" la anterior, expulsará toda técnica previa sin contemplaciones, ni morales ni temporales, porque la técnica no negocia, sólo se aplica. A esto, en muchos círculos filosóficos, se le llama "el imperativo técnico" moderno. Y aunque resulte curioso, no tiene por qué tener nada que ver con la tecnología.

 

Quizás se entienda mejor si en vez de aplicar el término "técnica" como se suele emplear asociado a las máquinas, hablamos mejor de procesos generales muy alejados de ella. ¿Qué médico volvería ahora a las sangrías para curar enfermos conociendo los medicamentos modernos? o aún más lejos y menos evidente, ¿quién preferiría no tomar el camino más rápido para ir al supermercado si han abierto la valla del parque que antes nos lo impedía? Cualquier acto que nos haga la vida más fácil, se asumirá automáticamente como el mejor e inevitable (y en la sociedad moderna fácil suele ser lo mismo que eficiente desde un punto de vista práctico).

 

Así, solo puede existir una técnica ideal que nos permita andar más rápido al supermercado moviendo nuestro cuerpo de una forma determinada, una técnica ideal para encontrar el camino más rápido entre un punto A y otro B, una técnica ideal de respiración que nos haga cansarnos menos... y cientos y cientos de otras técnicas ideales que nada tienen que ver con la tecnología y que hemos ido asumiendo de manera natural (por evolución), mediante esfuerzo (entrenamiento) o mediante estudio (conocimiento). Allí donde haya una mínima posibilidad de mejora, se esconderá una técnica que lo estudiará y lo aplicará.

 

La VR es una técnica más dentro de las miles y miles de técnicas que nos rodean. Y como toda técnica, se despliega como aplicación real gracias a las múltiples técnicas que nos permiten construir un visor virtual (y a ese pedazo de plástico con chips dentro le llamaremos tecnología). De esa manera viene a ser que la teoría ideada por un técnico se convierte en su aplicación real gracias a un ingeniero, y al final, todo eso lleva al uso de un usuario. Ahora bien. ¿Es la VR actual la mejor tecnología posible basada en la mejor técnica virtual posible para ese usuario? ¿Es eficiente en todas sus partes?

 

La VR nació como la mejor técnica posible para gestionar la tele-presencia (sentirse allí sin estar físicamente allí). Y esta, por tanto, es imbatible: no hay otra manera mejor conocida para hacerle sentir a alguien que "no está allí sin llevarle allí", que secuestrar sus sentidos. Desde el audiovisual, el tacto o el olfato, hasta las inercias y sus interacciones propioceptivas. No hay otra técnica posible para ello más que la simulación.

 

El problema es que toda técnica siempre se pierde en su traducción -o implementación- a tecnología: el resultado del roce de una tecnología con el humano nunca será tan perfecta como lo sería el roce con la técnica pura. Pero eso es imposible, porque la técnica, como hemos dicho, es solo un proceso, un pensamiento, una "forma o propuesta de hacer las cosas" y no algo tangible como sí que es la tecnología.

 

Por tanto, la tecnología VR, al tomar forma y ponerse en contacto con el humano, se vuelve extraña y limitada. Las técnicas de fabricación de pantallas, las técnicas de diseño del factor de forma, las técnicas de confort... todas ellas se enfrentan contra los límites de lo posible tecnológicamente hablando.

 

¿Es posible hoy una técnica que permita la construcción de un visor virtual diminuto como unas gafas de ver? No. Aún no. ¿Disponemos de la técnica para construir unas pantallas ultra HDR, de ultra baja persistencia, con ultra alta capacidad de refresco y resolución a nivel ultra nanoscópica? No. Aún no. ¿Y las lentes? ¿Disponemos de la técnica para fabricar un polímero ultra delgado, ultra refractivo, con un MTF perfecto y un eyebox tan grande como toda su superficie? No. Aún no. En resumen, no disponemos de la técnica suficiente para construir la tecnología (fábricas) que a su vez construyan todo aquello que nos gustaría.

 

De vuelta al humano. Como hemos dicho, el día a día del usuario también se rige por ese mismo imperativo técnico que marca el paso de todo lo que le rodea: en esta sociedad actual, uno ha de hacer aquello que le resulte más cómodo, lo que le resulte más operativo, lo que le resulte más eficiente para conseguir su objetivo. Como se suele decir, aquí no estamos ni para perder el tiempo ni para tirar el dinero (suele ser lo mismo).

 

Un dato importante: al contrario que la técnica en sí, el ser humano actual vive en un contexto coercitivo violento y constante. La técnica del marketing, que en su estado actual es muy difícil de separar de la técnica de la propaganda, intenta convencer continuamente al usuario con soluciones a problemas que, en su mayoría, nunca lo fueron. El marketing inunda absolutamente cada rincón del intelecto del usuario, ya sea en las plazas públicas (espacios de sociedad compartidos), como en las plazas privadas (lugares personales).

 

Por desgracia para la técnica del marketing, el ser humano, pese a su predisposición a la sugestión y su inercia psicológica a la sumisión del llamado "main stream", la auténtica zona de confort, también ofrece sus resistencias como grupo semi-organizado. El "Big data" es implacable y por eso los publicistas se matan analizándolo y ofrecen sumas mil-millonarias por capturar más y más datos de la manera que sea. El "Big data" acepta lo que quiere y rechaza lo que no quiere. Es, a todos los efectos, el verdadero juez del mercado. Por muy barato, por muy colorido, por muy "apetecible" que lo vendas, si el "Big data" te dice que no, ya puedes ir tirándolo a la basura.

 

Retomamos la VR. El usuario general de tecnología ha aceptado la técnica virtual sin pestañear, pero, sin embargo, no ha comprado la tecnología basada en la técnica de la Realidad Virtual. Repetimos: las promesas técnicas de la VR son muy claras, concisas y fáciles de entender. La VR significa «simular un contexto completo, generando una sensación de presencia tal que el usuario suspenda su estado de incredulidad aceptando estar donde no está». Un "Tele-Estar". Pero su tecnología, al hacerse producto real en una balda de un centro comercial, no responde a la promesa.

 

La Realidad Virtual se encuentra justamente en el lugar que le corresponde según el estado que puede proponer la tecnología virtual sobre la técnica virtual. Por mucho que el marketing (Meta, Apple, HTC, Pico, Pimax, Valve, etc.) pretenda imponer sus visores, son los usuarios reales (el Big data) quienes validan los productos en último término. Y es evidente que en el caso de la tecnología de Realidad Virtual actual, no están siendo validados en masa más allá de algunas verticales de negocio muy definidas, donde sí que la tecnología VR ha demostrado con creces su "eficacia" frente a otras tecnologías: Medicina, aprendizaje, formación, simuladores de avión/coches, etc.

 

Desde dentro del ecosistema, hay muchas razones para que el usuario no compre el mensaje del marketing "pro VR". Hemos hablado cientos de veces del "roce" de la tecnología con el cuerpo físico (piel): incomodidad, peso, tamaño, mareo, batería, calor... y no es un detalle menor. Una consola (Nintendo Switch, por ejemplo) es universal. Se diseña y todos pasan por el aro de ese diseño. Igual que un PC. Igual que un coche o una nevera. En VR, como BigScreen o Apple demuestran, la única manera de que el usuario no se queje es hacerle "un visor a medida" diseñando un facial concreto a su fisiología. Y eso , o vale mucho dinero o no hace su distribución "eficaz".

 

Pero también hay otras razones mucho más profundas que hablan de esa eficacia técnica: ¿es (más eficaz) (mejor) a día de hoy ver una película en una televisión o en un visor VR del 2025? ¿es más (eficaz) (mejor) hablar por video-conferencia que usar un avatar virtual en 2025? ¿es más (eficaz) (mejor) jugar a un juego en un monitor que en un visor de Realidad Virtual? Como hemos dicho antes. el "Big Data" muy pocas veces se equivoca y luchar contra él suele llevar a escandalosos y vergonzosos fracasos.

 

La reflexión final podría llevarnos a un contexto lógico: en tanto la tecnología de Realidad Virtual no se acerque a lo que la técnica de la Realidad Virtual promete, la VR seguirá viviendo de un puñado de usuarios ilógicos que anteponen la exploración frente a lo "eficaz". Es de suponer, por tanto, que según la tecnología de Realidad Virtual vaya acercándose a lo eficaz, así también irá aumentando su uso. De momento, la década del 2015-2025 está dejando muy claro el lugar que -de momento- ocupa esta tecnología VR en la sociedad general, el de un nicho marginal de usuarios dispuestos a ver más allá de una tecnología aún muy lejos de su técnica como para enamorar al "mainstream". 

 

Por terminar, siempre me quedaré con la imagen de ese funcionario que en vez de golpear una sola vez el nuevo documento, tal y como le obligaba la técnica moderna, seguía manteniendo el hábito de validarlo dos veces. Porque, al final, somos humanos de costumbres y no máquinas analíticas. Y el ser humano, por lo que sea, es un ser caótico, auto-consciente de sus desastres y para nada eficiente. Por eso dejo para otra reflexión veraniega cuánto tiempo pasará, cuántas generaciones habrán de nacer, antes de que la Realidad Virtual del futuro -aquella que de verdad ejecute a la perfección su técnica- obligue a ese humano que se afanaba por luchar -de manera patética- contra lo eficaz, y por ello, contra lo inevitable.

 

La técnica, rovianos, es una apisonadora. Si puede pasar, pasará. Y como ocurría en Matrix, si has nacido en su interior, también es imposible escapar de ella. Por todo esto, algunos creemos que la VR mainstream pasará. Y pasará cuando su tecnología lo permita, ni un segundo antes.