Into the Radius 2: IMPRESIONES

Regreso a la Zona

Tras su paso por PC VR y la reciente versión de PSVR2, Into the Radius regresa con una segunda entrega que, al menos en estas primeras horas de acceso anticipado, mantiene intacta su esencia. Disponible actualmente solo en Meta Quest 3 (queda fuera de Quest 2 por exigencias técnicas), Into the Radius 2 se presenta como una evolución directa del original: mismo planteamiento, mismos miedos... y también, en muchos casos, los mismos problemas.

Si jugaste recientemente a la versión de PSVR2, la sensación de déjà vu es inmediata. Desde la instalación inicial hasta los primeros pasos por sus alrededores, todo suena, se ve y se siente familiar. El planteamiento, la interfaz, el ritmo pausado y la atmósfera opresiva siguen presentes sin apenas variaciones.

Para los que lleguen nuevos a la saga, Into the Radius 2 nos sitúa en la ciudad ficticia de Pechorsk, una zona contaminada por un fenómeno paranormal que ha distorsionado la realidad. Nuestro papel es el de un explorador solitario enviado a recuperar artefactos, estudiar anomalías y sobrevivir en un entorno hostil plagado de criaturas, radiación y peligros invisibles. Inspirado claramente en obras como STALKER o Roadside Picnic, el juego combina exploración, sigilo, gestión de recursos y combate con armas realistas.

El sistema de juego apuesta por una simulación física completa: recargas manuales cartucho a cartucho (más o menos), mochilas donde colocar cada objeto con orden, limpieza de armas, gestión del sueño y la alimentación... Todo se hace con nuestras propias manos, lo que genera una inmersión muy potente, pero también momentos frustrantes cuando las físicas fallan o las animaciones no acompañan.

Aunque apreciamos que se mantenga este enfoque exigente y poco complaciente, seguimos echando en falta una evolución real en las interacciones en Into the Radius 2. Muchos de los problemas del primer juego se repiten aquí: objetos que atraviesan superficies, inventarios que no responden bien o acciones que requieren demasiada precisión para funcionar correctamente con falta de feedback en muchos casos.

Aquí estamos: un mapa, nuestro objetivo de misión... y un mundo de peligros.

Su gran mejora: la compañía

La versión para Meta Quest 3 hace lo que puede con el hardware del visor standalone. La resolución es aceptable a pesar de los abundantes dientes de sierra en árboles, y el campo de visión permite explorar con cierta amplitud. Sin embargo, el pop-in es constante, con elementos que aparecen de forma repentina tanto a corta como a larga distancia. La niebla ayuda a disimularlo parcialmente, pero no lo suficiente como para hacernos sentir en su mundo plenamente y los enemigos lejanos con pequeñas manchas borrosas a las que cuesta acertar.

El recorte visual respecto a versiones de Into the Radius 2 respecto a PC o PSVR2 es muy evidente: texturas planas, geometrías simplificadas, iluminación básica... Se siente en todo momento como un juego demasiado grande para el visor. Decimos esto por sus constantes tirones, sobre todo en la base y zonas con muchos elementos interactivos, algo que esperamos mejore con futuras actualizaciones. A pesar de todo, se deja jugar bastante bien y no ha entorpecido los momentos tensos con unos enemigos que se empeñan en ir a por nosotros.

Prepararnos es fundamental para salir vivos, pero ojo con el peso que llevemos encima si no queremos ser gente tortuga.

Pero la gran novedad de esta entrega es el modo multijugador cooperativo. Por ahora está limitado a dos jugadores en Quest 3, y aunque hemos tenido errores de sincronización y problemas menores de estabilidad, lo cierto es que recorrer la Zona con un amigo mejora notablemente la experiencia. Eso sí, muchos de estos problemas no son exclusivos del modo en línea. En solitario también encontramos bugs, tirones y comportamientos erráticos. El juego deja claro que está en acceso anticipado, y no intenta ocultarlo: incluso nos lo recuerda con un mensaje al inicio de cada sesión.

Into the Radius 2 amplía la fórmula del original sin traicionar su identidad, pero también sin terminar de justificar plenamente su condición de "secuela". De momento, se siente más como una expansión ambiciosa que como un salto generacional. Las mecánicas siguen siendo tan absorbentes como exigentes, y la ambientación continúa siendo uno de sus puntos fuertes, pero los problemas técnicos y la falta de evolución en ciertas áreas pesan. Queda mucho trabajo por delante en este acceso anticipado, pero si disfrutaste del primero y estás dispuesto a asumir sus limitaciones, aquí hay una experiencia intensa, desafiante y con potencial, sobre todo si decides enfrentarte a la Zona con un buen amigo al lado.

La base, un lugar seguro que nos hará suspirar de alivio más de una vez.

Impresiones tomadas en Meta Quest 3 sobre la versión del juego en acceso anticipado 0.13.2.