Smash Drums: ANÁLISIS PSVR2

14 MAY 2025  14:00

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Smash Drums: ANÁLISIS PSVR2

Ya jugueteamos con sus baquetas hace unos años pero ahora con el experiencia de los años desde PotamWork SAS están convencidos de que a pesar de la dura competencia pueden aportar algo nuevo en PSVR2. Disponible también para Quest 2/3/Pro y PC VR.

A golpear sin parar

Quién nos iba a decir que la realidad virtual se convertiría en un firme defensor de los juegos musicales centrados en un instrumento como las baterías. Pero lo cierto es que Smash Drums viene con una intensidad arrolladora y con ganas de conquistar a los jugadores más tradicionales del género a la vez que lo intenta con los más virtuales. Esto se traduce en diferentes modos de juego donde un ligero cambio de concepto hace que el juego se sienta diferente y que sin duda acaba resultando en un experiencia pensada para que todo el que se acerque a ella se quiera quedar para seguir el ritmo de un buen puñado de temas.

 

La modalidad por defecto de Smash Drums es el modo Arcade donde en lugar de contar con una batería virtual nos dedicamos a golpear los bombos flotantes que vienen hasta nosotros desde el horizonte en el momento justo, sobre una marca de interfaz contextual. Efectivamente cuanto más precisos seamos, más puntos irán a parar a nuestro contador. Un modo que recuerda más a títulos como Beat Saber donde manda la inmediatez y la intuición. Pero no todo es golpear a lo loco, porque hay diferentes tipos de iconos a golpear con mayor o menor fuerza. Además de las estándar, las brillantes requieren golpes débiles y las de fuego uno más fuerte.

 

 

Una idea muy interesante que lamentablemente no termina de funcionar por un detalle: visualmente a penas se identifican. Entre tanta amalgama de notas (o bombos) exactamente iguales es casi imposible distinguir aquellas que ofrecen partículas a su alrededor de fuego o luz sin tener un ojo avizor. Por suerte esta opción puede desactivarse sin problemas desde las opciones pero también es una pena que algo tan interesante y efectivo no se vea correspondido por su representación visual. Tiene fácil solución, así que esperamos que así sea en alguna actualización próxima.

 

Pero si lo tuyo es tener una batería frente a ti, Smash Drums te lo pone fácil. El modo Clásico nos traslada casi directamente a aquellas tardes de Rock Band mostrando un pentagrama de notas vertical frente a nosotros. Aquí las notas de color van asociadas a un bombo o platillo pero no se funden en una interfaz e instrumento, eso queda para la última modalidad de juego. Tener una batería multicolor frente a nosotros, con posición ajustable, requiere una habilidad a las baquetas diferente y hace que cada tema pueda suponernos un reto mayor que en el modo Arcade. El único pero es la limitada visibilidad de las notas venideras, con un rango de visión más reducido de lo que nos gustaría que a veces nos hace golpear por simple instinto.

 

 

La colección de temas es abundante y de calidad pero poco popular.

Toda una estrella del rock

Smash Drums además ofrece una experiencia completamente adaptada a PSVR2. La calidad de imagen es estupenda, funciona a 90 fps en una PS5 normal o 120 fps si juegas en PS5 Pro. Ambas opciones son fantásticas para un título que requiere tanta precisión y es algo que se aprecia con el simple movimiento de las baquetas o cómo caen las notas hasta nosotros. El foveated rendering también hace acto de presencia para mejorar su definición y aunque no sea clave se agradece. Una lástima que el juego sea algo impersonal en lo visual, con escenarios demasiado abstractos y claramente con un nivel de trabajo dispar, además de un avatar, el nuestro, totalmente aséptico que vemos en las capturas del modo social (con ángulos de cámara aleatorios).

 

En cualquier caso, funciona correctamente en aquellos ambientes que replican un concierto, con sus focos contrastando más que bien con la oscuridad del escenario y por supuesto resaltando las bondades del OLED. Pero lo bueno de todo esto es que el golpeo con las baquetas en bombos o platillos se siente bien a los mandos, el giro de estas por simple postureo ofrece resistencia en los gatillos que incluso se traslada a los menús para confirmar ciertas acciones de forma bastante curiosa. Además, cada golpeo ofrece un pequeño temblor en el visor que sin duda ayuda a esa inmersión adicional para sentirnos unos auténticos bateristas.

 

 Smash Drums

El modo Arcade es más ágil e inmediato y como su nombre indica, menos realista.

 

El gran hándicap del lanzamiento original, en las por aquel entonces Oculus Quest, fue una lista de temas poco conocidos por el gran público y es algo que por suerte han aprendido, aunque sea, en parte, a golpe de DLC. Evanescence, Bad Religion, Avenged Sevenfold o Red Hot Chili Peppers son algunas de las estrellas invitadas para conformar un set list espectacular que se suman a los 58 temas que incluye el juego base. A pesar de ello pasar por caja para jugar canciones de nuestros grupos favoritos es algo feo y un punto a favor de otros grandes como Ragnarock o Drums Rock, que si bien también cuentan con DLCs incluyen temas reconocidos en su selección original y que por cierto cuentan con una gran identidad visual.

 

Todos los temas de Smash Drums son originales, nada de versiones como sí ocurre por ejemplo con el de los españoles Garage51, y podemos jugarlos en cuatro modos de dificultad muy bien medidos además de participar en tablas de clasificación mientras sumamos puntos para una lista global, Rock Stars, que nos alce como la estrella de rock definitiva. A pesar de todo esto, se han perdido cosas por el camino como la opción multijugador o el modo 360 y no se incluye ningún modo carrera que nos ofrezca sensación de progresión. Aquí solo vale tocar y disfrutar de la música, aunque pensándolo fríamente... es a lo que hemos venido.

 

 Smash Drums

El modo clásico es ideal para revivir vivencias pasadas en el género.

Conclusión

Smash Drums es una bomba jugable desde la primera nota. La sensación de golpeo es adictiva, su dinamismo no deja un segundo de respiro y sus modos, que casi le convierten en juegos distintos, son todo un acierto para que todo el mundo se sienta cómodo. PSVR2 recibe una conversión excelente que peca de una identidad algo tibia y una selección de temas que, aunque abundante, relega los grandes grupos al contenido de pago. Una fantástica adición a esto de tocar la batería, un género en sí mismo con tantos contendientes de calidad, que sabe aportar su grano de arena para hacerlo único.

 

Análisis realizado en PlayStation 5 con PSVR2 sobre la versión del juego 1.000.000

+ Jugablemente contundente, muy efectivo.

+ Adaptación estupenda a PSVR2

+ Tres formas de jugar iguales pero diferentes.

+ Gran cantidad de temas, modos de dificultad y rankings

- Problemas de legibilidad en algunas notas y pentagramas.

- Sin una identidad visual clara.

- Temas base poco conocidos.

- Sin modo carrera o desbloqueables.

8 "Muy bueno"