Los otros juegos de nuestra Realidad Virtual

28 JUN 2016  12:05

knob2001

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Niño, deja de mirar la televisión que te vas a quedar ciego

La Realidad Virtual que trae Sony estará más cerca de mi hijo que las Oculus que tengo junto a mi cockpit, sin duda alguna. Serán un componente más de su ecosistema de consola. Pero tenemos un problema. Sony no es la suma de Oculus y HTC. Sony no tiene el amor por los videojuegos que sí tiene Nintendo. Sony es una civilización aparte. Como estas cosas solo puedo escribirlas aquí, me voy a dar el gusto: Si Oculus es una nave Avatar de Clase titan en EVE (13774 metros) y las VIVE son una nave de clase Gloriana en WarHammer 40000 (19960 metros), Sony utiliza el maldito tubo de la evolución en Cita con Rama (4000 kilómetros cuadrados de superficie) para sacarse los millones que se le quedan entre los dientes después de cenar. Este futuro inmediato del negocio virtual para las masas vienen cargado con cajas y cajas de visores situados a las puertas de los grandes almacenes de todo el país, vallas publicitarias que chillan a los padres atrapados en los atascos, anuncios en la televisión con esa gente tan guapa y tan limpia y tan multicultural... y me da que hasta encontraremos visores bajo las empanadas de atún del Mercadona. ¡Corred que vienen los de las consolas! se oye por las esquinas. 

 

Y por 3 Uds. un pan de pueblo que dura una semana

Y si te llevas 3 Uds. un pan de pueblo de esos que te duran una semana

Hace poco salió publicada una encuesta donde hablaban de la penetración de la RV en España. Las conclusiones fueron que el público generalista solamente conoce la realidad virtual de cartón piedra. Ni saben –ni le importan un carajo- de las exclusivas de Oculus ni de los mandos mágicos de las HTC. Y es que las Google cardboard han abierto el melón virtual de una manera un tanto extraña. No son Virtuales. No valen como visores. Dependen de un teléfono cualquiera y en general, hablan bastante mal de los contenidos. Mucha gente, como los padres de los amigos de mi hijo, me oyen hablar de estas cosas y se lo toman con una gran broma virtual. Como los televisores 3D. Es la moda pasajera de una industria que saca a pasear los excedentes de sus ideas. ¿Qué ocurrirá cuando uno de estos niños reciba una PSVR (los reyes de sus abuelitos) y le de por catar su primera náusea virtual? ¿Qué pensarán esos padres que entienden el juego como una buena partida de mus a las cuatro de la tarde con un orujo en cada mano, cuando vean que sus hijos miran de frente a una pantalla que cuelga a escasos 5 centímetros de su cara si la frase más oída en su casa es “niño, deja de mirar la televisión que te vas a quedar ciego”?

 

Desconozco si mi hijo, cuando dentro de muchos años le toque ir a ver al suyo haciendo el gamba en la función del colegio, hablará con los otros padres en la puerta y la Realidad Virtual será un estándar como lo es hoy la televisión, si en clase el profesor les explicará el arte de LucasFilm o de las mejores aventuras gráficas de Sierra online, si junto a Delibes cohabitarán guiones como el de Firewatch o el de Life is Strange. Lo que es seguro es que nuestra generación (léase, la inmensa mayoría) todavía sigue pensando que leer a Bradbury, jugar a Elite Dangerous o leer el Animal Man de Grant Morrison es una pérdida de tiempo. Y de tal palo, tal árbol, y de tal árbol tal bosque. Y así que estamos como estamos. A las puertas de un colegio donde se dice que jugar a las consolas sigue siendo el peor de los males y preferimos ver cómo Sergio Ramos falla un penalti que tratar de resolver un puzzle en Zelda: Ocarina of Time

 

William en realidad nunca viajó. Siempre tuvo unas gafas de realidad virtual puestas.

La cerveza virtual es mucho menos amarga a 90 FPS 

Os abandono que voy a ejercer de “adulto”. Le voy a pagar un par de cervezas al desgraciado de William mientras dejo que me cuente la historia de su exmujer (todo el mundo debería tener derecho a desahogarse de vez en cuando). Y mientras, él, yo y el resto del mundo, esperaremos ese instante en que tengamos un presidente gamer. Quién sabe. De momento William ya ha tenido su primer presidente negro. ¡Feliz 100.001!