Esta es una historia de chico conoce a chica virtual

17 JUN 2016  10:54

knob2001

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No me susurres por la espalda, por favor.

Para darle un trasfondo científico al artículo, os voy a pedir que hagáis un experimento. Ponerle a alguien vuestras Vive, vuestras Oculus, vuestras GearVR, cardboards o que más da, pegarle un Cinexin con cinta americana a la cara. El primer comentario que saltará en sus neuronas será: Esto para el porno tiene que ir de lujo. Hay quien lo dice de manera sana, quien lo esconde y se pone colorado dando a entender que es el juego el que le marea, y luego está el puro y casto, cristianamente escandalizado, pero que luego quiere tener dos paquetes de klinex siempre a mano (que yo sepa, para limpiar de vaho la pantalla de un GearVR solo se necesita un cachito de papel)

 

La ciencia nunca miente

La ciencia predice que de seguir así, los Klinex se terminarán en menos de una década

 

En temporadas tormentosas como esta, donde no hay FOV que nos calme, no hay frame perdido que nos deje dormir, o donde perdemos la tarde mirando a diestro y siniestro buscando algo por nuestra casa que quepa en Wallapop y arañar así un pellizco para nuestra ansiada 1080gtx -ojo, vender a la familia es delito, aquí y en medio mundo- es curioso que cuando hablamos de porno virtual, el pixel nos la pele (chiste malo pero el contexto lo pedía). Y es que ya podemos arrancarnos la piel sobre las exclusivas de Oculus, discutir sobre si el futuro de la RV será el tracking de pupila, las pantallas 8k o de si con la fotogametría encontraremos el arca de la alianza, que si en nuestras pantallas aparece un@ moz@ de buen ver, nos olvidamos de todo: rayos de dios, aberraciones cromáticas, tasas de refresco más propias a la velocidad de una diapositiva... Hasta Jorge Drexler le dedicó una canción al porno virtual:

 

"Cada uno da lo que recibe 

y luego recibe lo que da, 

nada es más simple, 

no hay otra norma: 

nada se pierde, 

todo se transforma." 

 

En nuestro caso todo se esfuma y todo nos parece inmersivo. Los pechos de nuestra nueva amiga, (diga lo que diga Tom, alguien así no puede ser mala persona), son los más reales que hayamos visto nunca.

 La ciencia nunca ha mentido

Ian Paul, jefe de marketing de American Naughty, cuenta que nunca entraron en el mundo de los televisores 3D porque les parecieron un simple juguete. La realidad virtual, en cambio, tiene todas las de ganar. El mundo virtual es una oportunidad increible para nosotros, dice, porque parece estar hecho por y para el porno. Estamos tratando de adaptarnos al medio muy rápido, como el resto de la industria. De momento hacemos escenas POV, así que le pedimos a las actrices que se muevan y se acerquen mucho más que en los videos 2D tradicionales"

 

Sin embargo en esta nueva época que nos ha tocado vivir no todo es perfecto. Los economistas hablan de la caída del capitalismo. En los EE.UU se venden más armas semiautomáticas que condones, y en el mundo del porno, por primera vez, nadie sabe cómo rodar una película en virtual. Por cierto, para no herir sensibilidades, voy a entrar en modo Spoiler hetero. Quien tenga otros gustos, que cambie mis femeninos por masculinos. Vamos allá.

 

Esta son algunas de las preguntas que se hace la todo-poderosa industria pornográfica:

 

  •  ¿Hacemos que el actor hable si su voz, captada de manera estereóscopica, luego parece susurrar al oído del usuario? No hay nada más inquietante que en el momento de venirnos arriba, un maromo tatuado hasta el cuello te susurre al oído por la espalda. No. No. No.

 

  • ¿Y el aspecto de las modelos? En fotografía, a una profesional se la considera profesional porque sabe cómo realizar un escorzo sexi. Luego Photoshop hace que la podamos amar por siempre jamás. En video la cosa se complica. El maquillaje y la iluminación dan, como a Julio Iglesias, siempre su mejor perfil. Y se que lo sabes. ¿En Virtual? Uy. La chica tiene granitos. Los veo cuando se acerca mucho. Y el tanga se le ha enrollado tanto en la cadera que parece que la pobre lleve un traje de sí misma de tanto pliegue. ¿Soy yo o la morena es medio estrábica? De pronto los detalles dominan la escena.

 

  • Grabar con un array de trescientas GoPro y no saber (o no poder) dimensionar la imagen después, produce que cuanto más cerca esté ella de nosotros, más pequeños parezcamos nosotros. Cada cual tiene su pedrada, pero en la mía no entra el sexo con la mujer de 50 pies. (A esos que les va el porno tecnológico: saber que muchos videos están grabados con dos Sony A7rii equipadas con lentes ojo de pez de 8mm)

 

  • ¿360? ¿3D SBS? ¿180? Si se ven las costuras –cámaras, eléctricos, maquilladoras- no me lo creo. Si se ve mi propio cuerpo, casi peor. Amo mis michelines. Si quisiera cuádriceps me iría al gimnasio con mi esposa y no estaría todo el día tirado con los visores puestos. Y mi miembro, al que conozco desde la tierna infancia, no es esa cosa inclinada que aparece frente a mí. Raro. Por decirlo de manera delicada.

 

  • ¿Dónde está el tracking? Todos hemos sentido la ambigua sensación de querer devolverle el beso a esa chica tan educada. Que se aleje de nosotros solo debería pasar en la vida real.

 

De todas ellas solo hay una que me molestó. Una que puso todos mis valores patas arriba. Fue la primera vez que tuve la sensación de presencia pornográfica. Tenerla en Montmeló a lomos del Assetto Corsa, mola. Tenerla en un cuchitril de poca monta, acompañado de una mujer a la que conocí en un Banner, y quien sabe si además de los dos también aparece su marido eslovaco tras esas cortinas horteras, otra bien distinta. Por un momento tuve la impresión, muy desagradable, de estar engañando a mi mujer. Cachis. Lo siento tanto, cariño. Prefiero mil veces la náusea virtual que los remordimientos por algo que nunca ha ocurrido. Tom, tenías razón. Las mujeres -reales o virtuales- son despiadadas.

 

Reconozco que no lo entendí hasta hacerme adulto

Tarde unos años de pubertad en entender la broma. Ahora incluso me ruborizo.

 

La industria del Porno despegará, colocará su satélite en órbita y luego aterrizará intacto cual Space X, no me cabe la menor duda, porque el porno, siempre que se ha puesto una meta, la ha alcanzado con creces. De momento ya ha generado más volumen de tráfico virtual que todas las demás aplicaciones juntas. BadoinkVR, emulando al New York Times, regaló hace unos meses 10.000 cardboards a quien las pidiera. Se agotaron en menos de 24 horas. Y si es verdad lo que dicen, todo aquel que prueba un cacho de cartón con espejuelos, siente la imperiosa necesidad de ahorrar para conseguirse unas Oculus o unas Vive. Eve Valkyrie o Fantastic Contraption bien vale un visor virtual como dios manda, pero lo que realmente justifica el gasto son los pechos de una moza frente a nuestra cara. Ya veréis lo que tardarán algunos en dejar de reirse cuando cuenten la historia de haberse puesto amoroso con sus gafas y al retirárselas quince minutos después, comprobar que su mujer le ha dejado la bandeja de comida frente a él sobre la mesa. 

 

Se nos queda en el tintero un tema más peligagudo, más adulto (de mente) y que invita a reflexiones sin tanto cachondeo de por medio. Quizás, y con más tiempo, las podríamos abordar. Pongo dos ejemplos de por dónde voy: Simuladores Waifu  y el sol del atardecer de Summer Lesson VR. ¿Dónde choca la moral virtual con la ética del mundo real? Ahí lo dejo. 

 

Eso sí, retomando el hilo, desde realovirtual os aconsejamos moderación. Ya sabéis, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Cada cual sabe sus límites. Solo un consejo para terminar: nuestras gafas tienen garantía, el otro artefacto, al menos de momento, no, y nos tiene que durar toda la vida. Que disfrutéis con los juegos hapticos. Yo por mi parte tengo que explicarle a mi mujer una subscripción que han cargado "por error" en la visa familiar. Os dejo... que acaba de llegar mi esposa a casa... Cariño... ¿estás ahí? siéntate... creo que tenemos que hablar.