Las muy exclusivas chanclas de Palmer Luckey

16 JUN 2016  11:53

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Las muy exclusivas chanclas de Palmer Luckey

"No prometas lo que no puedes cumplir". Primera regla del empresario superviviente. Segunda: Vende motos y terminarás como el loco Max, perseguido por un animal de bellota que aporrea una guitarra ardiendo. 

Las muy exclusivas chanclas de Palmer Luckey

Cada uno tiene sus recuerdos. Era verano y el cuero granate del sofá del salón sudaba más que nuestras axilas. La tarde parecía no terminar nunca y mi hermano y yo esperábamos tumbados a que la sombra cubriera la portería de fútbol sala instalada en el patio de atrás. En el tubo de la tele, River Phoenix y Corey Feldman, dos desvergonzados y descamisados adolescentes, pisaban las vías de un tren que al igual que nuestro Agosto, jamás tendrían vuelta atrás. La película hablaba del final de la inocencia –Boyero diría que la metáfora entre el final de la vía y el final de la vida era insultantemente obvio- y nosotros, a nuestra manera, también llevábamos el mismo camino hacia la incipiente madurez. ¿Qué tiene que ver esto con Oculus y su reciente política de aplicaciones exclusivas? Un poco de todo, diría yo. Seguir andando por la vía del tren virtual y lo entenderéis.

 

Cuenta conmigo  

Si el River Phoenix de la película (y hablo del inocente chaval, no del adulto que se le metió entre las venas poco tiempo después), junto con mi hermano y yo mismo hubiéramos quedado para crear la mejor y más maravillosa empresa de desarrollo de videojuegos basados en realidad virtual, seguramente habríamos empezado empapados de ese buen rollo que caracteriza al joven emprendedor al comienzo de la vía. No solo nos vamos a comer el mundo sino que además, nos van a traer la bandeja de postres a la mesa. Pero la juerga, como el Agosto más caluroso, dura solo unas semanas. Luego se acerca el invierno (al menos 6 temporadas) y de pronto ya no hablamos de la misma manera. Abogados. Sociedades anónimas. Aportaciones de capital. Ah, ¿que tenemos que repartirnos las acciones? Necesitamos un CEO. Y un CTO. Y la madre que los parió a todos.

 

Palmer Luckey es un tipo dicharachero. Llevaba chancletas mucho antes de vender su juguete virtual al Darth Vader de las redes sociales, y lo más importante (nada que ver con sus camisas hawaianas), es que se trata de uno de los nuestros. Su primer post en MTBS3D donde presentó al mundo su nuevo proyecto, OCULUS Rift, es una oda a la osadía del joven entrepeneur. Nadie que haya puesto su firma en un papel notarial terminaría su arenga de empresario diciendo que (¡con suerte!), espera sacar beneficios para por lo menos una pizza y una cerveza. De haber estado Steve Jobs por ahí cerca Palmer se habría comido las chanclas una detrás de otra. Quizás de esos lodos provengan todos los males posteriores.

 

Pero llegó Kickstarter. Llegaron las DK1. Cientos de usuarios se instalaron cientos de demos. La RV mutaba y por primera vez en décadas, lo hacía para bien. El pequeño Kaiju que Palmer había creado en su laboratorio virtual empezaba a moverse incómodo dentro del huevo. Carmack quería más. Las bestias de Doom rugían pidiendo más píxeles. Más DPI. Más FOV. ¡Es la guerra!

 

Kaiju Oculus

 

Las quedadas de los usuarios en Reddit tenían más de secta masónica que de reunión de friki-amigos. No había otra que seguir creciendo. De las cenizas plásticas de un prototipo rectangular, nació el DK2, el mayor orgasmo de tracking posicional que el mundo hubiera conocido. Los fuegos fastuosos de la RV alcanzaban así la temperatura crítica del Sol. Y entonces Palmer miró al cielo y vio que la sombra que proyectaba su hermoso Kaiju ya no cabía en este mundo. Tenía que llamar a las puertas del infierno para que alguien con más experiencia se hiciera cargo de la bestia o de lo contrario, el peso de los cientos de millones de inversión terminarían por colapsar una torre con muy pocos apoyos. Mientras esto sucedía, River Phoenix se pasó muchísimo de frenada -tanto que para él ya no hubo más curvas- y mi hermano y yo, ahora con horario de oficina, empezamos a desear por primera vez que el Agosto durara para siempre.

 

La madurez empresarial le ha sentado muy mal a Palmer Luckey. Nunca se sabrá (a no ser que él mismo lo filtre) si fue Zuckenberg, Brendan Iribe o su madre, quienes le ordenaron cerrar la boca después de la enésima rajada en Reddit. Twitter es un mal compañero, y si no que se lo digan a Toni Cantó y las seis vidas que dicen ha perdido gracias a sus ‘deslices’ trending topic. Steven Seagal mantenía que la violencia era mala pero que una buena hostia a tiempo te pone a andar, y a Palmer le han caído unas cuantas. Quizás demasiadas. Y todas por seguir siendo un imberbe en chancletas de playa... (Sigue las vías del tren virtual en la página 2)